Una implacable tormenta invernal está azotando Estados Unidos, dejando a millones bajo una capa blanca de nieve y hielo, provocando un caos generalizado y una crisis humanitaria que ha movilizado a las autoridades a nivel nacional.
Más de 60 millones de personas se encuentran bajo alerta, con estados del centro y sur, incluyendo Virginia, Misuri y el Distrito de Columbia, particularmente afectados.
El temporal ha interrumpido drásticamente la vida cotidiana, obligando al cierre temporal de escuelas en varias regiones y provocando la cancelación de más de 1.700 vuelos.
Las carreteras se han convertido en ríos de hielo, dificultando el transporte y poniendo en riesgo la seguridad vial.
Esta tormenta invernal es excepcional por su intensidad y alcance, declara un portavoz del Servicio Meteorológico Nacional.
Las temperaturas glaciales y las fuertes nevadas están generando condiciones peligrosas que podrían persistir durante varios días.
La situación se agrava al enfrentar el país a una crisis energética, con cortes de energía afectando a miles de hogares en zonas afectadas por la tormenta.
El frío extremo amenaza la salud de los ciudadanos, especialmente los más vulnerables, como niños y ancianos.
Las autoridades locales están trabajando incansablemente para asistir a la población afectada, afirma un representante del departamento de emergencia de Virginia.
Se han establecido refugios temporales y se distribuyen alimentos y medicinas a aquellos que necesitan ayuda.