El Congreso de Estados Unidos certificó la victoria electoral del republicano Donald Trump en una sesión que se desarrolló sin incidentes, marcando un marcado contraste con la violencia que azotó el Capitolio cuatro años atrás.
En una ceremonia breve pero significativa, los legisladores aprobaron el triunfo de Trump con 312 votos electorales frente a los 226 obtenidos por su oponente demócrata, Kamala Harris.
Harris, quien como vicepresidenta también preside el Senado, dirigió la sesión con seriedad y compostura, anunciando los resultados de cada uno de los estados y del Distrito de Columbia.
A diferencia de la convulsa certificación de las elecciones de 2020, en la que una turba de partidarios de Trump irrumpió en el Capitolio para impedir la validación de la victoria de Joe Biden, esta ocasión se desarrolló con calma y respeto institucional.
La ausencia total de objeciones a los resultados por parte de legisladores de ambos partidos refleja un clima político diferente al experimentado en 2020.
Este evento marca una vuelta a la normalidad democrática, declaró un analista político de renombre, y demuestra que el sistema estadounidense puede superar incluso los momentos más difíciles.
La celebración del triunfo de Trump por parte de sus seguidores dentro del Congreso generó reacciones encontradas.
Mientras algunos celebraron el retorno al poder de su líder, otros expresaron su preocupación por la polarización política y el futuro de la democracia estadounidense.
El país necesita unidad y reconciliación, afirmó un experto en relaciones internacionales.
La certificación electoral de Trump abre una nueva etapa en la historia estadounidense, con el reto de superar las divisiones del pasado y construir un futuro más justo e inclusivo para todos los ciudadanos.