Un nuevo descubrimiento arqueológico en la provincia de Teruel está revolucionando nuestra comprensión de los estegosaurios, un grupo fascinante de dinosaurios herbívoros conocidos por sus placas óseas y púas.
Un estudio liderado por la Fundación Dinópolis ha revelado que estos animales no se movían solos, sino que se organizaban en manadas, un hallazgo que exige una reevaluación de nuestro conocimiento sobre su comportamiento social.
El estudio, publicado en la revista científica Scientific Reports, analizó más de 80 huellas fósiles atribuidas a estegosaurios, encontradas en ocho yacimientos ubicados en diferentes municipios de Teruel.
Estas icnitas, conocidas con el nombre científico de Deltapodus por su forma triangular característica, provienen de una época aproximada de hace 150-145 millones de años.
Este es el mayor conjunto de huellas fósiles de estegosaurios jamás encontrado, explica , paleontólogo de la Fundación Dinópolis y autor principal del estudio.
El análisis detallado de estas huellas nos permite observar patrones de movimiento que sugieren una interacción social compleja entre estos dinosaurios.
Las icnitas revelan que los estegosaurios se desplazaban en grupos, con individuos de diferentes tamaños y edades moviéndose en conjunto.
Se observa también un comportamiento similar al de las manadas modernas, donde los miembros del grupo se mantienen cerca unos de otros y colaboran para la defensa y búsqueda de alimento.
Este descubrimiento marca un hito en la paleontología, ya que proporciona evidencia tangible del comportamiento social de estos antiguos reptiles.
Durante mucho tiempo se ha especulado sobre la naturaleza social de los estegosaurios, comenta , investigador asociado a la Universidad de Zaragoza.
Ahora tenemos pruebas concretas que demuestran que estos animales no eran criaturas solitarias, sino que vivían en grupos sociales complejos.
Las implicaciones de este hallazgo son vastas, ya que nos permiten reconstruir un panorama más completo de la vida de los dinosaurios.