El 13 de julio se celebra el Día Internacional del Sarcoma, una enfermedad que afecta a huesos y tejidos blandos, y que aunque representa un pequeño porcentaje de los cánceres en adultos (un 1%), alcanza una incidencia mayor en niños, adolescentes y jóvenes adultos (15%).
En España, este tipo de cáncer se diagnostica en alrededor de 2.600 personas al año y causa el 2% de las muertes relacionadas con esta enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce más de 150 variedades de sarcomas, caracterizados por la ausencia de síntomas específicos.
La presencia de un bulto visible puede ser una señal de alarma.Según el doctor Ricardo Cubedo, médico del Servicio de Oncología Médica del Hospital Puerta de Hierro: Suele aparecer en una extremidad de una persona joven sin antecedentes traumáticos claros y tiende a crecer a un ritmo más o menos acelerado.
Dos indicadores claves son el tamaño superior a los cinco centímetros o un crecimiento rápido en un plazo de tres meses.
El paciente puede palpar el bulto o sentir molestias en determinadas posturas.Los sarcomas internos se diagnostican a través de un dolor persistente.
Los sarcomas se clasifican en dos grandes grupos: sarcoma del esqueleto, que afecta al propio hueso, y sarcoma de partes blandas, que se origina en cualquier tejido como músculos, vasos sanguíneos, nervios o grasa.
Aunque son más comunes en las extremidades, pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo, incluyendo órganos, zona de la cabeza y el cuello, pie o tórax.
Ante un bulto sospechoso, es crucial acudir al médico especialista quien, mediante una prueba de imagen y una biopsia, podrá confirmar el diagnóstico de sarcoma.
El tratamiento principal suele ser quirúrgico, complementado en ocasiones con radioterapia o quimioterapia.
El pronóstico del paciente puede depender en gran medida de la primera intervención, incluyendo la biopsia, puntualiza el doctor Cubedo.