La terapia CAR-T (Chimeric Antigen Receptor T-cell) está transformando el tratamiento del cáncer, ofreciendo nuevas esperanzas a pacientes con enfermedades consideradas incurables.

Esta técnica innovadora utiliza las propias células inmunitarias del paciente para combatir el tumor, aprovechando la capacidad natural del sistema inmunitario para eliminar células anómalas.

Joan Gel, un hombre que lleva 15 años luchando contra un mieloma múltiple, fue uno de los primeros pacientes en probar esta terapia experimental en el Hospital Clínic de Barcelona.

No lo recuerdo como una noticia trágica, relata Gel sobre su diagnóstico.Tras una dura batalla contra la enfermedad, con quimioterapia y trasplante de médula ósea, encontró una nueva oportunidad con la terapia CAR-T.

Me sentí muy afortunado al ser el segundo paciente del Clínic en probarla, recuerda Gel, quien destaca los grandes beneficios de este tratamiento no invasivo que utiliza un arma que ya tenemos: nuestro propio sistema inmunitario.

Un nuevo arma contra el cáncer:

La terapia CAR-T se basa en la modificación genética de las células T del paciente, dotándolas de una molécula específica (receptor quimérico) capaz de reconocer y atacar a los antígenos tumorales.

Estas células modificadas se multiplican en un laboratorio y luego se reintroducen al cuerpo para combatir el cáncer.

Tratamos de recuperar una función que ya tenemos: la capacidad del sistema inmunitario para eliminar los tumores, explica Manel Juan, investigador del Hospital Clínic de Barcelona.

Es como si administráramos una vacuna.

Aunque inicialmente desarrollada para tratar leucemias y linfomas hematológicos, la terapia CAR-T está demostrando su eficacia en otros tipos de cáncer, incluyendo algunos tumores sólidos considerados incurables.

El proyecto ARI, impulsado por la iniciativa de Ariana Benedé, ha sido fundamental para llevar esta innovación a España, realizando ensayos clínicos con pacientes y abriendo camino a nuevas investigaciones.

Un futuro prometedor, pero con desafíos:

A pesar del gran potencial de la terapia CAR-T, todavía existen algunos obstáculos que frenan su acceso universal.

El principal inconveniente es el alto coste, reconoce Susana Rives, hematóloga pediátrica del hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.

La complejidad del proceso de modificación genética y producción personalizada de las células T hace que esta terapia sea muy costosa para muchos pacientes.

La disponibilidad desigual en cada país crea una inequidad en el acceso a este tratamiento revolucionario.

Para revertir esta situación, se necesitan soluciones como el desarrollo de fármacos por entidades públicas sin ánimo de lucro, la creación de redes hospitalarias que permitan producir células CAR-T a mayor escala y la investigación de alternativas a las células personalizadas.

El futuro está en una colaboración público-privada, asegura Marta Puyol, directora científica de la Asociación Española Contra el Cáncer.

La integración de la terapia CAR-T con otras terapias oncológicas promete un futuro más brillante para la lucha contra el cáncer, ofreciendo esperanza a pacientes que antes no tenían ninguna opción.