El asesinato del teniente general Igor Kirillov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, ha generado una profunda conmoción en el país y un duro repudio por parte de Moscú.

El ataque, perpetrado en la capital rusa según Kiev, ha sido calificado como terrorismo por las autoridades rusas, quienes han prometido un castigo inevitable para Ucrania.

Dmitri Medvedev, expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, fue uno de los primeros en responder a este atentado.

Los intentos de intimidar a nuestro pueblo, detener el avance del Ejército de Rusia y azuzar el miedo están destinados al fracaso, declaró Medvedev, quien calificó al ataque como un acto terrorista y una muestra de la agonía del régimen ucraniano.

El Kremlin, por su parte, ha mantenido un silencio protocolario, pero figuras prominentes del espectro político ruso han exigido una respuesta contundente contra Kiev.

Leonid Slutski, jefe del Comité de Asuntos Internacionales, aseguró que en breve ese acto terrorista será investigado y los culpables recibirán un merecido castigo.

Andrei Kartapolov, presidente de la Comisión de Defensa de la Duma, fue aún más contundente al afirmar que los organizadores y responsables del asesinato serán localizados y castigados, sean quienes sean y estén donde estén.

El embajador ruso ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, llamó a la comunidad internacional a condenar el atentado y adelantó que planteará el asunto en la reunión del Consejo de Seguridad.

Viacheslav Volodin, presidente de la Duma Estatal, aprovechó la ocasión para calificar al régimen ucraniano como criminal y denunciar a Zelenski como un nazi.

Kiev, por su parte, reivindicó el atentado a través de fuentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) que lo calificaron de legítimo.

Señalan que Kirillov era un criminal de guerra responsable de la utilización de armas químicas contra las fuerzas ucranianas.

Este crimen se produce en un contexto de escalada de tensiones entre Rusia y Ucrania, exacerbada por la invasión rusa iniciada en febrero de 2022.

El asesinato del jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica ha intensificado aún más la confrontación y aumenta la preocupación sobre el potencial uso de armas químicas en el conflicto, con graves repercusiones para la seguridad internacional.