Una ola de ataques aéreos israelíes sobre la Franja de Gaza ha dejado al menos 40 palestinos muertos, incluyendo niños y mujeres, según informaron fuentes médicas locales.
Los bombardeos se concentraron en diversas zonas del enclave, entre ellas campos de refugiados, una zona humanitaria y barrios residenciales.
El hospital Nasser de Jan Yunis, principal centro médico del sur de la Franja, recibió 20 cuerpos, diez de ellos niños y cinco mujeres, desatando un profundo dolor en la comunidad.
En el campo de refugiados de Khan Yunis, tres personas murieron al ser atacada directamente una vivienda, mientras que dos más fallecieron por el impacto de un dron contra un vehículo.
La zona humanitaria de Mawasi, que alberga a cientos de miles de desplazados, sufrió uno de los ataques más devastadores.
Ocho personas perdieron la vida en ataques dirigidos contra dos tiendas de campaña, exacerbando las ya precarias condiciones de vida en este enclave vulnerable.
La población de Mawasi ha sido particularmente afectada por el frío, con ocho muertes por hipotermia en las últimas semanas, siete de ellas bebés.
La fuerza aérea israelí también atacó un edificio de cuatro plantas en el campo de refugiados de Bureij, donde se encontraban decenas de desplazados.
Las autoridades aún no han podido determinar el número de víctimas debido a la complejidad del rescate.
En el barrio de Sheikh Radwan, un bombardeo causó derrumbe de una vivienda, dejando cuatro personas desaparecidas bajo los escombros, mientras que uno cuerpo fue recuperado hasta el momento.
Desde el inicio del conflicto, hace más de 15 meses, la cifra de víctimas palestinas asciende a 45.885 muertos y más de 109.000 heridos, según datos del Ministerio de Sanidad gazatí.
Se estima que los cuerpos de alrededor de 11.000 desaparecidos siguen enterrados bajo los escombros de la Franja.
La situación en Gaza es crítica, declaró un portavoz de una organización humanitaria internacional.
Los hospitales están colapsando, las infraestructuras esenciales han sido destruidas y el acceso a alimentos, agua y medicinas se está volviendo cada vez más difícil.
Esta tragedia ha vuelto a poner de manifiesto la urgencia de encontrar una solución pacífica al conflicto israelí-palestino, antes de que la violencia cause aún más sufrimiento.