La historia del RMS Titanic, que se hundió tras chocar con un iceberg en su viaje inaugural en abril de 1912, ha capturado la imaginación colectiva durante décadas.

Una nueva tragedia ha vuelto a poner el foco sobre este naufragio icónico: el Titán, un submarino perteneciente a la empresa OceanGate que se sumergió para explorar los restos del Titanic, desapareció el domingo 18 de junio con cinco tripulantes a bordo.

La profundidad a la que descansan los restos del Titanic, aproximadamente 4000 metros bajo las olas del Atlántico Norte, añade una capa de complejidad y peligro a esta investigación.

Las temperaturas en esa zona pueden alcanzar los 2 grados Celsius, explica un portavoz de RMS Titanic Inc., la empresa con los derechos para la recuperación y conservación del naufragio.

La hipotermia y los problemas cardíacos son riesgos muy reales a esas profundidades.
del peligro climático, la presión extrema a esa profundidad representa otro desafío considerable.

A medida que descendemos al océano, explica un experto de la Fundación Aquae, la presión hidrostática aumenta significativamente.

A una profundidad de 4000 metros, la presión sería aproximadamente 400 veces mayor que la del nivel del mar.

El tamaño y el estado del Titanic también influyen en las posibles causas del incidente.El barco se encuentra dividido en dos, con la proa (parte delantera) siendo la sección más grande e intacta, localizada precisamente en las coordenadas 414357 N 495649 W. La complejidad de este escenario submarino dificulta aún más los esfuerzos de búsqueda y rescate.

El mundo entero espera noticias sobre el destino del Titán y sus tripulantes.La tragedia ha reavivado la reflexión sobre los límites de la exploración humana en ambientes tan hostiles como las profundidades del océano Atlántico.