En los siglos XVIII y XIX, el arte de la sombrerería enfrentó un oscuro secreto: la utilización del mercurio para procesar las pieles utilizadas en la fabricación de sombreros.
Este procedimiento, tan arraigado en la tradición como letal en sus consecuencias, dejó una estela de sufrimiento entre los artesanos que se dedicaban a este oficio.
Alison Matthews David, autora del libro Fashion Victims: The Dangers of Dress Past and Present, explica que el mercurio era esencial para unir las pieles de conejo y liebre utilizadas en la elaboración del fieltro.
Era extremadamente tóxico, especialmente si se inhala, señala.Va directamente al cerebro.
Los sombrereros de Danbury, Connecticut, una ciudad conocida por su industria sombrerera, fueron particularmente afectados.
Sus síntomas, conocidos como temblores de Danbury, incluían problemas neuromotrices como temblores y trastornos psicológicos como timidez extrema e incluso paranoia.
Matthews David relata cómo los médicos que visitaban a los sombrereros para documentar sus padecimientos, eran recibidos con desconfianza: pensaban que les estaban observando y arrojaban sus herramientas, se enfadaban y sufrían arrebatos.
Las consecuencias del contacto con el mercurio eran devastadoras.Los sombrereros experimentaban problemas cardiorespiratorios, pérdida de dientes y muerte prematura.
A pesar de la evidencia clara de estos efectos nocivos, muchos veían estas enfermedades como un precio inevitable a pagar por su oficio.
La protección que ofrecía el forro interno del sombrero a los usuarios no aliviaba la consciencia colectiva sobre la tragedia que se vivía en las talleres.
La desaparición gradual de la sombrerería con mercurio se debió a una combinación de factores, entre ellos la decadencia de la moda masculina que favorecía estos sombreros y la creciente concienciación social respecto al peligro del mercurio.
La utilización de este metal tóxico para la producción de sombreros finalmente fue abandonada en Gran Bretaña durante la década de 1960 cuando su uso se volvió insostenible y las alternativas disponibles hicieron que el proceso fuera menos arriesgado.