Más allá de su dominio militar y político, los romanos desarrollaron un sofisticado sistema de prácticas de higiene que se extendía por todo el imperio.

Desde pinzas para depilar hasta raspadores de piel, las herramientas utilizadas para el cuidado personal ofrecen una visión íntima de cómo los antiguos romanos se preocupaban por su apariencia física y bienestar.

Uno de los hallazgos más llamativos en Gran Bretaña, antiguo territorio romano, ha sido la aparición de numerosos juegos de tocador que incluían más de 50 pinzas.

Estos objetos, desconocidos en la isla antes de la llegada de los romanos, evidencian la rápida adopción de prácticas de depilación corporal entre las poblaciones locales.

Cameron Moffett, conservador del English Heritage, destaca la importancia de estos baños públicos municipales romanos en la diseminación de estas costumbres a lo largo del imperio.

Las pinzas, utilizadas para eliminar el vello no deseado, son solo una muestra del meticuloso cuidado que los romanos dedicaban a su apariencia física.

Los estrígilos, herramientas de bronce diseñadas para raspar la piel y eliminar el sudor y la suciedad, también eran comunes en los baños públicos.

Este hábito de limpieza, adoptado de los griegos, se extendía entre hombres y mujeres de todas las clases sociales, quienes se untaban aceite antes del raspado para facilitar el proceso.

La vida social romana también estaba intrínsecamente ligada a las prácticas de higiene.En la ciudad de Roma, era común visitar barberías, donde los hombres podían afeitarse y cortarse las uñas.

El poeta Horacio, en su obra, describe con detalle la escena de un hombre limpiándose tranquilamente las uñas en una barbería vacía, ilustrando la importancia que se le daba a la imagen personal incluso entre las clases altas.

Un descubrimiento particular en Gloucestershire ha arrojado luz sobre una práctica específica del cuidado personal en Gran Bretaña romana.

Un limpiaúñas de forma V, encontrado por Oxford Cotswold Archaeology, sugiere la existencia de técnicas de manicura locales que no se extendían al continente europeo.

Alex Thomson, director de proyectos de la organización, señala que este tipo de limpiaúñas, que también podía servir como lima, solo aparece en yacimientos romanos en Gran Bretaña, lo que indica una adaptación cultural particular.

La depilación corporal era otra práctica común entre las élites romanas, tanto hombres como mujeres buscaban eliminar el vello no deseado con pinzas o con la ayuda de asistentes.

Esta atención al aspecto físico no siempre fue bien recibida por todos.El filósofo Séneca, en una carta, se quejaba del ruido y la incomodidad generados por los depiladores de axilas en las termas romanas.

Jerry Toner, director de estudios clásicos del Churchill College, analiza este pasaje como una crítica más amplia al lujo y el ocio que, según Séneca, caracterizaban a la sociedad romana.

A pesar de la crítica de algunos, es evidente que las prácticas de higiene personal jugaron un papel importante en la vida cotidiana de los antiguos romanos.

Los artefactos desenterrados en Gran Bretaña y otras partes del imperio ofrecen un testimonio invaluable de su preocupación por la apariencia física y el bienestar, revelando una cultura sofisticada que se extendía más allá de sus conquistas militares.

La investigación arqueológica continúa arrojando luz sobre las prácticas de higiene personal de los antiguos romanos, ampliando nuestra comprensión de su cultura y estilo de vida.

Estos descubrimientos nos permiten conectar con un pasado remoto, apreciando la importancia que los romanos le otorgaban a su aspecto físico y bienestar, y cómo estas prácticas se integraban en la vida social y cultural del Imperio Romano.