La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, carne de ave y pescado, se reconoce como una de las más saludables.

Sus beneficios para la salud están respaldados por estudios que demuestran su capacidad para combatir la inflamación, reducir el riesgo cardiovascular y mejorar la calidad de vida.

El pescado aporta nutrientes esenciales como yodo, selenio, calcio, vitaminas A y D, así como ácidos grasos omega-3, vitales para la función cerebral y la salud cardiovascular.

Las recomendaciones generales sugieren consumir entre tres y cuatro raciones semanales, aunque la cantidad puede variar según la edad y el estado de salud del individuo.

No todos los pescados son iguales.Algunos, por su alto contenido en mercurio o contaminantes, se desaconsejan para ciertos grupos como niños, embarazadas y personas con enfermedades preexistentes.

Entre estos pescados se encuentran el pez espada emperador, el atún rojo, el tiburón, el cazón, el marrajo, la mielgas, la pintarroja, la tintorera, el lucio, la panga, la perca y la tilapia.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) afirma que no existen problemas de seguridad alimentaria para el consumo de estos pescados en cantidades moderadas por la población general, aunque recomienda limitar su ingesta a una o dos veces por semana para mujeres embarazadas y niños.

Judith Torrell, diplomada en Nutrición Humana y Dietética de Mapfre Salud, señala que los altos niveles de mercurio en ciertos pescados pueden ser perjudiciales para el desarrollo cerebral infantil y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Advierte sobre la calidad nutricional de algunos pescados como la panga y la tilapia, criados en condiciones que favorecen la acumulación de contaminantes y la proliferación de bacterias.

En este contexto, el Decálogo para un verano menos tóxico elaborado por Hogar sin tóxicos recomienda la cautela al consumir especies con alto contenido de mercurio, sugiriendo alternativas como la sardina, la dorada o el boquerón.

Es importante recordar que una alimentación saludable y equilibrada debe ser personalizada según las necesidades individuales.

Consultar con un profesional sanitario o nutricionista puede ayudar a tomar decisiones informadas sobre el consumo de pescado y otros alimentos.