El pasado retiro obligatorio del Comisario General Pablo Vilte, ex sub jefe de la Policía de Salta, ha desatado un debate en el ámbito policial y político provincial.
El decreto Nª 530, que dispuso su salida a la situación de retiro obligatorio, argumenta la necesidad de generar vacantes para los grados de Comisarios Generales debido a una excesiva cantidad de efectivos en estos niveles jerárquicos.
Vilte, quien ejerció el cargo de Sub Jefe desde 2022 secundando al comisario Miguel Ceballos, vio su permanencia en la institución regulada por la Ley Nº 5519, que establece el retiro obligatorio para los Comisarios Generales que hubieran ocupado cargos de Jefe o Sub Jefe.
Esta decisión se toma dentro del marco de una necesaria reestructuración interna, buscando optimizar la distribución de recursos humanos y mantener la eficiencia operativa, explicó un portavoz del Ministerio de Seguridad y Justicia provincial.
Diversos sectores cuestionan esta medida, argumentando que el retiro forzoso de Vilte, quien contaba con reconocimiento por su trayectoria dentro de la fuerza, se podría interpretar como una forma de limpieza interna o represalia política.
La Ley Nº 5519 establece un mecanismo para generar vacantes, pero no puede utilizarse para deshacerse de efectivos experimentados sin causa justificada, señaló un ex miembro del cuerpo policial que prefirió mantener su anonimato por temor a represalias.
Vilte era una pieza clave en la cadena de mando y su partida inevitablemente tendrá un impacto en la estructura y funcionamiento de la Policía.
La situación genera incertidumbre entre los efectivos policiales, quienes esperan una mayor transparencia en la toma de decisiones respecto al futuro de la institución.