Tras semanas de intensificación del conflicto, la posibilidad de un alto el fuego entre Israel y Líbano cobra fuerza.

Fuentes cercanas al proceso confirman que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha aceptado en principio la propuesta presentada por el mediador estadounidense Amos Hochstein.

La iniciativa, que se divide en tres etapas, busca lograr una tregua, el repliegue de las fuerzas de Hezbolá al norte del río Litani y una retirada total de las tropas israelíes del sur de Líbano.

La última fase contemplaría negociaciones para la demarcación fronteriza, actualmente delimitada por la ONU tras la guerra de 2006.

Estamos avanzando hacia un acuerdo, pero todavía hay asuntos por resolver, afirmó David Mencer, portavoz del gobierno israelí.

Las reservas, según fuentes cercanas al proceso, giran en torno a la libertad de acción que Israel exige para actuar militarmente si Hezbolá viola los términos del alto el fuego y las fuerzas libanesas no toman control de la frontera.

Líbano y el grupo chií rechazan esta exigencia, pero se espera que la redacción del documento pueda ofrecer una solución más flexible.

La inclusión de Francia en el organismo internacional encargado de supervisar el cumplimiento del acuerdo también ha sido clave para desbloquear las negociaciones.

Israel había mostrado oposición a la participación francesa tras las declaraciones del presidente Emmanuel Macron sobre un posible embargo de armas al Estado hebreo, pero la influencia francesa en Líbano ha demostrado ser determinante.

No obstante, el camino hacia la paz aún presenta obstáculos.El ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar BenGvir, se muestra inflexible y exige la victoria absoluta, abogando por el fin del proceso negociador.

La presión interna y las recientes acciones militares, incluyendo ataques aéreos en Beirut que causaron la muerte de al menos 29 personas, añaden complejidad a la situación.

El éxito o fracaso de este acuerdo tendrá un impacto profundo tanto en la región como en la seguridad internacional.