El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca ha generado una ola de incertidumbre y preocupación en Europa, reviviendo temores que parecían haber quedado atrás tras su anterior mandato.

El mandatario estadounidense, conocido por su desprecio hacia los lazos transatlánticos y su afinidad con líderes autoritarios como el ruso Vladimir Putin, representa un desafío para las instituciones europeas y su proyecto de unidad.

Trump nunca ha ocultado su desdén por Europa.Su victoria electoral es una señal clara de que su política exterior seguirá siendo unilateralista y egoísta, declaró un analista político europeo a este diario, añadiendo que la alianza transatlántica se encuentra en una encrucijada.

Durante su anterior presidencia, Trump implementó políticas proteccionistas, como aranceles a productos europeos, e intentó aislar al continente en temas de seguridad.

Su apoyo a partidos políticos de extrema derecha, como el italiano Liga de Matteo Salvini o la francesa Nacional Rally de Marine Le Pen, también alimentó las tensiones dentro de la UE.

El experto estadounidense Bob Woodward ha revelado que Trump mantuvo conversaciones secretas con Putin durante y después de su presidencia, incluso mientras presionaba a los republicanos para bloquear la ayuda militar a Ucrania.

Este hecho evidencia el alineamiento ideológico entre ambos líderes, quienes comparten un desprecio por las democracias liberales y una visión expansionista del poder.

La guerra en Ucrania ha puesto al descubierto la fragilidad del orden internacional y la dependencia de Europa en Estados Unidos para su seguridad.

La promesa de Trump de poner fin a la guerra en 24 horas mediante negociaciones con Putin, sin considerar la soberanía de Ucrania, ha generado alarma en el continente.

El apoyo económico y militar estadounidense es crucial para la resistencia ucraniana, y su posible desaparición dejaría a Kiev indefenso ante la ambición expansionista de Rusia.

Si Trump vuelve a ocupar la Casa Blanca, Europa debe prepararse para un escenario más complejo y desafiante, afirma una fuente diplomática europea.

La UE tendrá que fortalecer su unidad, reforzar su capacidad defensiva y buscar nuevas alianzas estratégicas.