El gobierno de Javier Milei continúa siendo marcado por una alta tasa de rotación de funcionarios.

En menos de once meses, más de cuarenta cargos han sido abandonados o ocupados por nuevos nombres, generando preocupación e incertidumbre sobre la estabilidad del Ejecutivo.

La salida más reciente fue la de Diana Mondino, quien renunció a su puesto como Canciller tras el voto argentino en contra del embargo a Cuba en la Asamblea General de la ONU. La decisión, que dividió al oficialismo, expuso las tensiones entre la postura libertaria del Presidente y las relaciones internacionales tradicionales.

La renuncia de Mondino se suma a una lista extensa que incluye figuras prominentes como Nicolás Posse, quien dejó el cargo de Jefe de Gabinete tras solo cinco meses en el puesto.

La salida de Posse fue un golpe duro para el equipo, afirma un analista político cercano al gobierno.

Su experiencia y conocimiento del funcionamiento del poder ejecutivo eran cruciales.

Otros despidos resonantes incluyen a Osvaldo Giordano, titular de ANSES, quien fue presionado a renunciar tras la votación de su esposa en contra de una ley clave del gobierno; Guillermo Ferraro, ex Ministro de Infraestructura, acusado de filtrar información de reuniones ministeriales; y Marcelo Papandrea, ex titular de AySA, removido por no ejecutar una orden de la Jefatura de Gabinete.

El ritmo de rotación afecta a todos los sectores del gobierno.Según un informe elaborado por especialistas en administración pública, la tasa actual de cambio de funcionarios es inédita en la historia reciente de Argentina.

Las razones detrás de esta crisis de personal son múltiples y complejas.Algunos atribuyen el fenómeno a la falta de experiencia y capacitación de los nuevos funcionarios, mientras que otros señalan la fuerte personalidad de Milei y su estilo autoritario como factores determinantes.

La incertidumbre genera inquietud en la población.No se sabe quién estará al frente del ministerio mañana, comenta un ciudadano consultado por este medio.

Es una falta de estabilidad preocupante.

El gobierno, por su parte, asegura que las salidas son necesarias para asegurar un funcionamiento eficiente y transparente.