La historia familiar de Kiko Fernández es una sinfonía de esfuerzo, tradición y un amor profundo por el terruño.
Tras emigrar desde España a Argentina en 1953, la familia Fernández Sánchez García Garrido se estableció en Cerrillos, Salta, donde años después, Kiko fundaría Cerdo Negro, una empresa que hoy alberga 8.800 jamones de cerdo negro alimentado con bellotas, un producto tan exquisito como el jamón ibérico español.
El camino hacia este éxito fue largo y arduo.La familia llegó a Cerrillos con la esperanza de construir una nueva vida.
Encontraron trabajo en fincas agrícolas, cultivando verduras, ají, papa, maíz, tabaco y criando animales domésticos, manteniendo vivas las tradiciones españolas, especialmente la elaboración del jamón.
Kiko, desde joven, soñaba con replicar el sabor del jamón ibérico español.
Tras años de dedicación a las labores agrícolas, Kiko se independizó a los 16 años y comenzó a cultivar lechuga para el mercado San Miguel.
Con sus ahorros, adquirió una finca llamada Finca La Montanera, donde empezó a gestar su sueño: criar cerdos alimentados con bellotas provenientes de encinas, alcornoques y robles que sus padres habían traído desde España.
Me hice viejo en esto, pero con mi familia ahora podemos disfrutar de este inmenso éxito, afirma Kiko con orgullo.
El resultado de esta labor titánica fue la creación de una raza propia de cerdo, fruto de la mezcla del cerdo original de su padre con otras tres razas: jabalí, Duroc Jersey y Che Tapuy.
La infiltración de grasa en el paquete muscular del jamón, tan característica del producto español, se logró gracias a este meticuloso proceso de selección genética.
La calidad excepcional del Jamón Negro pronto trascendió las fronteras de Argentina.En 2023, Kiko fue invitado al Congreso de Huelva, España, donde su producto fue analizado por expertos que inicialmente lo desconfiaron, creyendo que se trataba de un jamón ibérico falso.
Tras degustar el producto y conocer la historia detrás de su elaboración, los expertos reconocieron la maestría de Kiko.
El Congreso culminó con una invitación para firmar un convenio de hermandad entre España y Argentina, en reconocimiento a la labor de Kiko por preservar la tradición española del jamón ibérico en tierras argentinas.
Este logro representa una victoria no solo para Kiko Fernández, sino también para el legado cultural de sus ancestros y para la industria agropecuaria argentina que busca conquistar paladares internacionales con productos de alta calidad.