La muerte de Adolf Hitler, el líder nazi responsable de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, ha sido objeto de debate y especulación durante décadas.

Si bien la historia oficial sostiene que Hitler se suicidó en su búnker en Berlín el 30 de abril de 1945, junto con su esposa Eva Braun, la falta de pruebas concluyentes ha alimentado numerosas teorías conspirativas.

A finales de 1942, las derrotas militares sufridas por la Alemania nazi, como las batallas de El Alamein y Stalingrado, así como el desembarco aliado en el norte de África, marcaron un punto de inflexión crucial para Hitler.

Su salud física y mental se deterioró rápidamente, convirtiéndose en cada vez más dependiente de las drogas administradas por su médico personal, Theodor Morell.

El Día D, la invasión aliada de Normandía que se produjo el 6 de junio de 1944, marcó otro punto crítico en el curso de la guerra.

La evidencia de la inminente derrota alemana provocó un aumento de los intentos de derrocamiento, culminando con el atentado del 20 de julio de 1944, orquestado por el coronel Claus von Stauffenberg.

A pesar de las heridas superficiales que sufrió durante la explosión, Hitler sobrevivió al complot y perpetró una brutal represión contra los implicados.

Aislado en su búnker en Berlín, Hitler se enfrentó a un estado de agotamiento mental extremo, consciente de la inevitable derrota.

En la medianoche del 28 al 29 de abril de 1945, se casó con Eva Braun y dictó su testamento político, nombrando como sucesor al almirante Karl Dönitz y a Joseph Goebbels como ministro de propaganda y canciller.

Un día después, el 30 de abril de 1945, Hitler y Braun se quitaron la vida.
La muerte de Hitler generó una serie de teorías conspirativas, principalmente impulsadas por los soviéticos que inicialmente no pudieron confirmar su fallecimiento.

La falta de pruebas contundentes durante años alimentó rumores sobre su supervivencia.Sin embargo, informes posteriores revelaron que los soviéticos recuperaron los restos del líder nazi, identificados a través de registros dentales.

El cuerpo de Hitler fue enterrado en secreto antes de ser exhumado e incinerado en 1970, poniendo fin a décadas de especulaciones y alimentando el debate sobre la verdad detrás de su muerte.