Las Gárgolas de Notre Dame: Más Allá del Esthétique
Las gárgolas de la icónica catedral de Notre Dame, personificados por las figuras memorables de Víctor, Hugo y Laverne en la película El Jorobado de Notre Dame, han cautivado la imaginación popular durante generaciones.
Más allá de su apariencia monstruosa y su conexión con el mundo literario, estas criaturas esculpidas en piedra desempeñan un papel fundamental en la arquitectura gótica y en la cultura religiosa medieval.
Tras cinco años de cierre por el devastador incendio que azotó la catedral, Notre Dame pronto reabrirá sus puertas al público, permitiendo una vez más apreciar su belleza arquitectónica y los secretos que custodian.
Las gárgolas no son simplemente adornos, explica un experto en arquitectura gótica.Su diseño refleja un profundo entendimiento de la ingeniería hidráulica de la época.
De hecho, estas figuras con largas gargantas están diseñadas para canalizar el agua de lluvia lejos de las paredes de la catedral, evitando así daños estructurales y preservando la integridad del edificio.
El término gargouille proviene de una criatura fantástica medieval, un dragón escupefuego que, según la leyenda, fue sometido por San Román de Rouen en el siglo VII. Se dice que clavó la cabeza del dragón en una iglesia para que sirviera como canalización de agua, dando origen al nombre.
De su función práctica, las gárgolas cumplían un importante rol simbólico en la Europa medieval.
En una época donde el analfabetismo era prevalente, los clérigos utilizaban estas figuras para representar visualmente los horrores del infierno y así animar a la gente a acudir a la iglesia.
A pesar de su conexión profunda con Notre Dame, las gárgolas actuales no forman parte de la construcción original, finalizada en 1345.
Fueron añadidas durante un proyecto de restauración entre 1843 y 1864, liderado por los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean Baptiste Lassus.
Las gárgolas están expuestas al desgaste del tiempo debido a su material, la piedra caliza.