La victoria del magnate republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses genera una profunda incertidumbre en el seno de la Unión Europea, que se encuentra inmersa en una compleja situación interna y externa.
Aunque muchos evitan hablar de shock, la realidad es que la vuelta de Trump a la Casa Blanca supone un desafío sin precedentes para el bloque comunitario.
Esta nueva etapa será muy diferente porque el principio básico de que la democracia estadounidense, con sus defectos, estaría de nuestro lado desde 1945 se erosionará mucho o directamente se quebraría, advierte Pedro Soriano, analista especializado en política americana.
La crisis económica que azota a la Unión Europea, unidas a las tensiones políticas y sociales que marcan el panorama actual, agudizan aún más los retos que plantea el regreso de Trump al poder.
El auge de la derecha radical, una industria debilitada y la fragilidad del eje Berlín-París, con Alemania en un delicado equilibrio político y Francia bajo la presión de una crisis interna, configuran un escenario complejo para la UE.
El impacto del retorno de Trump se percibe particularmente en los campos de la política exterior y la seguridad.
La postura del magnate sobre Ucrania, su intención de buscar una paz a través de una rápida negociación con Rusia, incluso a costa de ceder territorios ucranianos, genera preocupación en Bruselas.
La posibilidad de que Estados Unidos deje de ser un aliado incondicional para Kiev supondría un cambio radical en el tablero geopolítico y una amenaza directa para la estabilidad regional.
La agenda económica del nuevo gobierno estadounidense, con posibles aranceles y tensiones comerciales, ampara la incertidumbre sobre la relación transatlántica.
La UE sabe lo que tiene que hacer porque ya ha tenido que lidiar con Trump, afirman fuentes comunitarias, pero reconocen la necesidad de una respuesta contundente ante los nuevos desafíos.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, insiste en la importancia de fortalecer la relación transatlántica y proponer una agenda común para afrontar los retos globales.
El informe Draghi, que aboga por una mayor inversión en sectores estratégicos como la industria y la defensa, se convierte en un punto de referencia para impulsar un cambio radical dentro del bloque comunitario.
En este escenario complejo, figuras como Donald Tusk, líder conservador y aliado estratégico de Polonia, emergen como potenciales líderes para guiar a la Unión Europea hacia un futuro más fuerte y competitivo.
La vuelta de Trump no solo es una amenaza, sino también una oportunidad para que la UE asuma su responsabilidad histórica como actor global y se consolide como un bloque político y económico sólido e independiente.