La Universidad Nacional de Salta (UNSa) se encuentra en un estado de tensión, con estudiantes y docentes preparándose para una nueva marcha masiva este martes, en rechazo al veto del presidente Javier Milei a la ley de financiamiento universitario.
La movilización, impulsada tras un mes de protestas, busca visibilizar el descontento frente al plan de ajuste del gobierno nacional y su impacto directo en la educación superior pública.
La decisión de levantar la toma del rectorado, símbolo inicial de la protesta, fue tomada durante una asamblea interclaustro el pasado jueves, donde más de 100 personas participaron activamente.
Si bien se busca mantener un diálogo con las autoridades universitarias, el rechazo a las políticas económicas del gobierno es contundente y se refleja en las acciones que se están llevando adelante.
La marcha del 12 de noviembre no solo es una forma de expresar nuestra preocupación por el futuro de la universidad pública, sino también de mostrar nuestra unidad y determinación para defenderla, declaró un estudiante participante en la asamblea.
La Asociación de Docentes e Investigadores de la UNSa (ADIUNSa) ha expresado su respaldo a la marcha, resaltando la importancia del presupuesto universitario y salarios dignos para el funcionamiento adecuado de la institución.
La convocatoria se extiende a toda la comunidad universitaria y a sectores sociales que apoyan la educación pública.
No obstante, no todos están de acuerdo con la estrategia de movilización. La Asociación del Personal de la Universidad Nacional de Salta (APUNSA), nucleada en los nodocentes, ha decidido no participar en la marcha, argumentando que sus objetivos prioritarios son diferentes.
Tampoco el rectorado de la UNSa ha confirmado su participación.
En medio de este debate, se critica la postura de algunas autoridades universitarias quienes ya están analizando la negociación presupuestaria en el Congreso.
Esta situación nos genera una gran preocupación porque parece priorizar los intereses propios frente al bienestar de la universidad y sus estudiantes, afirmó un docente que participó activamente en la asamblea.
La marcha del 12 de noviembre se perfila como un momento clave para definir el futuro de la educación pública en la UNSa. La respuesta a las demandas estudiantiles y la posibilidad de alcanzar acuerdos entre las diferentes partes interesadas serán cruciales para determinar si esta crisis puede resolverse o, por el contrario, profundizará la tensión dentro de la comunidad universitaria.