El programa Asteroid Terrestrialimpact Last Alert System (ATLAS) ha detectado un nuevo cometa, C2024 S1 ATLAS, que se adentra rápidamente en el interior del sistema solar y promete ser visible a simple vista.

Este hallazgo se produce en un momento en que la comunidad científica sigue observando con fascinación al cometa 2023 A3 Tsuchinshan, otro objeto celeste que ha capturado la atención de los amantes del cosmos.

C2024 S1 ATLAS, proveniente de los confines del sistema solar, posee una órbita altamente inclinada y excéntrica, lo que lo clasifica como un cometa rozador solar Kreutz.

Su proximidad al Sol, alcanzando su punto más cercano (perihelio) el 28 de octubre a solo 1,23 millones de kilómetros del astro rey, podría hacer que brille con una luminosidad similar a la de una luna gibosa, posicionándolo como el segundo cometa visible a simple vista en un mes.

Este tipo de cometas nos proporciona valiosa información sobre los inicios de nuestro sistema solar, explica Josep M. Trigo Rodríguez, investigador principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC).

La Nube de Oort, su probable lugar de origen, se considera un depósito de cuerpos helados primigenios que podrían haber formado parte de los primeros bloques constructores del sistema solar.

Aunque actualmente es visible solo con telescopios aficionados cerca del crepúsculo, el cometa C2024 S1 ATLAS podría ofrecer una impresionante espectáculo para observadores durante noviembre.

Tras su paso por el perihelio, se espera que se vuelva visible a simple vista en las primeras horas de la madrugada bajo la constelación de Virgo, incluso con posibilidad de ser apreciado durante el día.

La observación de este cometa no solo es un evento astronómico extraordinario, sino que también representa una oportunidad para reflexionar sobre el origen del sistema solar y nuestro lugar en el universo.

La fascinación por estos cuerpos celestes, como lo demuestran las misiones espaciales como Stardust de la NASA, nos impulsa a seguir explorando los rincones más remotos del cosmos en busca de respuestas a preguntas fundamentales sobre nuestra propia existencia.