Un silencio roto por testimonios anónimos en redes sociales y podcasts: es la cruda realidad de cientos de mujeres que aseguran haber sufrido violencia de género por parte de políticos, sin encontrar respuestas ni soluciones dentro del sistema judicial o los propios partidos.
Cristina Fallarás, periodista española, ha dado voz a estas víctimas a través de sus publicaciones anónimas en Twitter e Instagram, mientras que en el Reino Unido, el podcast El Secreto a Voces de Sky News, presentado por la periodista Liz Bates, recogió denuncias de mujeres que sufrieron abusos por parte de diputados británicos.
Tenemos que preguntarnos qué no funciona cuando las personas sienten que su último recurso, su única forma de obtener justicia y una resolución, es acudir a un periodista, reflexiona Bates en el programa Womans Hour de la BBC. El podcast nació tras las acusaciones contra el diputado conservador Chris Pincher, revelaciones que contribuyeron a la dimisión del entonces primer ministro Boris Johnson.
Testimonios como el de una joven aconsejada para no denunciar una agresión sexual por parte de un diputado, o el de otra mujer que denuncia un tocamiento por parte de un alto cargo del Partido Conservador y recibe una respuesta donde se intenta minimizar el acto, evidencian la falta de mecanismos efectivos para abordar estos casos.
En ambos países, surge una pregunta clave: ¿se dejaron sin investigar acusaciones para no perjudicar al partido y si hubo conocimiento de mala conducta al nombrar a estas personas para altos puestos?
Bates tituló su podcast El Secreto a Voces porque el acoso en Westminster era sistémico, con mensajes anónimos de compañeros o conocidos confirmando la mala conducta de determinados políticos.
Muchos jóvenes no denunciaban por miedo a ser vistos como desleales al partido o afectar sus carreras laborales.
Ante este panorama, dos sindicatos que representan a mil trabajadores del Parlamento Británico exigieron medidas más contundentes para abordar el problema.
En mayo pasado, el Parlamento Británico votó la implementación de medidas de tolerancia cero contra cualquier diputado que cometa acoso o agresión sexual, incluyendo un proceso para evaluar el riesgo y prohibir su acceso a Westminster.
No sabemos si existe una cultura generalizada de diputados españoles que se sienten impunes, señala Bates.
Que el caso británico sirva como lección.A mí me gustaría que en 10 años nadie me contara una historia así, que ellas se sientan empoderadas si pasa, que haya sistemas para resolver estos casos.
El clamor por justicia y la búsqueda de soluciones ante un problema sistémico son un llamado urgente a la acción, no solo para proteger a las víctimas, sino también para restaurar la confianza en las instituciones.