El bienestar emocional se vincula estrechamente con las relaciones sociales que cultivamos.La calidad de estas conexiones, especialmente las íntimas, puede influir directamente en nuestro estado de ánimo y en la producción de hormonas relacionadas con el estrés.

Un nuevo estudio publicado en la revista Psychoneuroendocrinology revela cómo la felicidad de nuestra pareja puede reducir significativamente los niveles de cortisol en nuestro organismo, incluso más que la propia felicidad individual.

Investigadores de universidades estadounidenses y canadienses analizaron datos de más de 300 personas adultas entre 56 y 87 años, midiendo sus niveles de cortisol en diferentes momentos del día y evaluando su estado emocional y satisfacción en las relaciones sociales e íntimas.

Los resultados fueron sorprendentes: la producción de cortisol se reducía notablemente cuando la pareja transmitía felicidad, incluso por debajo de los niveles observados cuando los participantes se sentían felices ellos mismos.

Este efecto era aún más pronunciado en parejas con relaciones más satisfactorias y en personas mayores.

Curiosamente, no se encontró una relación directa entre los niveles de cortisol de una persona y las emociones negativas de su pareja.

Estos hallazgos sugieren que el apoyo emocional proveniente de una pareja feliz puede protegernos de respuestas fisiológicas extremas al estrés, especialmente a medida que envejecemos, explica uno de los autores del estudio.

El estudio resalta la importancia de cultivar relaciones sólidas y afectuosas para el bienestar físico y emocional, especialmente en la etapa adulta.

Arthur Brooks, científico social y experto en felicidad de Harvard, coincide con esta idea: Al llegar a la edad adulta, debemos priorizar la construcción de relaciones estables y saludables, además de mantenernos activos física, mental y socialmente.

Este hallazgo se alinea con estudios previos realizados por la prestigiosa Universidad de Harvard que demuestran la importancia de las conexiones sociales para el bienestar general.

Las personas con redes de apoyo sólidas suelen vivir más tiempo, disfrutan mejor de su salud y experimentan niveles más bajos de estrés a lo largo de sus vidas.