Un excasco azul de la Organización de Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua en Oriente Medio (UNTSO) ha revelado una preocupante realidad: las fuerzas de paz de la ONU en el Líbano están bajo el control efectivo de Hezbolá.

Bajo el nombre de pila Michael, este militar que sirvió en el país hace una década declaró al medio danés BT que estábamos totalmente en manos de Hezbolá.

Su testimonio describe un escenario donde las operaciones de vigilancia y mantenimiento del alto el fuego estaban sujetas a la voluntad y restricciones impuestas por la milicia chií.

Claramente teníamos una libertad de movimiento limitada, explicó Michael, destacando que las misiones nocturnas eran imposibles debido al temor a represalias de Hezbolá.

Las denuncias se extienden más allá de la restricción de movimientos. Michael relata cómo los cascos azules fueron detenidos y impedidos el acceso a determinadas áreas por miembros de Hezbolá, quienes, aunque no siempre armados visiblemente, transmitían una clara amenaza.

Simplemente bloqueaban la carretera, recordó Michael, señalando que en ciudades chiitas la milicia controlaba con férrea mano lo que los observadores internacionales podían ver.

Incluso la actividad fotográfica y de grabación se veía limitada por Hezbolá.Estaba prohibido filmar y tomar fotografías, dijo Michael.

Y si lo hacíamos, podíamos terminar con los lugareños confiscando nuestras cámaras.La impotencia de las fuerzas de la ONU ante estas acciones se vuelve aún más evidente en la declaración de Michael: Denunciamos diariamente ante nuestros superiores violaciones de la resolución 1701, incluidas las restricciones a nuestra libertad de movimiento, pero nunca pasó nada.

La situación descrita por el exmilitar coincide con denuncias de Israel.En una entrevista para 20minutos, el portavoz del ejército israelí, Roni Kaplan, afirmó que Hezbolá amedrenta a las fuerzas de paz de la ONU, impidiéndoles actuar en zonas controladas por la milicia chií.

Nosotros hemos llegado a pasar a FINUL las coordenadas exactas de un poblado chií en el que había un arsenal de Hezbolá, pero no han hecho nada porque para ellos no es fácil ingresar en esos poblados.

Las revelaciones de Michael y Kaplan plantean serias dudas sobre la capacidad de la ONU para cumplir su mandato en el Líbano.

La situación actual genera preocupación por la posibilidad de una escalada de tensiones y por el impacto que esta inacción podría tener en la estabilidad del país.