En una declaración emotiva ante el Tribunal Criminal de Vaucluse en Aviñón, Pélicot relató cómo su confianza en su esposo se transformó en una pesadilla, describiendo cómo él orquestó un régimen de abusos sexuales utilizando somníferos para incapacitarla.
Tuvimos 50 años de vida juntos…él era un padre cariñoso y atento, un hombre amable en el que tenía total confianza, dijo Pélicot, dirigiéndose a su exmarido por primera vez durante el juicio.
No entiendo cómo este caballero, este hombre perfecto, pudo llegar a este punto.
La valiente testimonio de Pélicot ha conmovido a Francia y ha resonado con sobrevivientes de abuso sexual en todo el mundo.
Ella ha utilizado su plataforma para desafiar la cultura del silencio que rodea a la violencia sexual, instando a las víctimas a hablar y romper con la vergüenza.
He tomado conciencia de que no tengo que tener vergüenza, declaró Pélicot.Soy una mujer completamente destruida con 72 años y no sé cómo me voy a levantar.
Pélicot también criticó los intentos de algunos abogados de minimizar la gravedad de las acciones de sus clientes, afirmando: Hay violación y ya.
Para mí son violadores y lo seguirán siendo.
Su firmeza ha inspirado un movimiento de apoyo sin precedentes.
Multitudes se han congregado afuera del tribunal, portando pancartas con mensajes como Una violación es una violación y Bienvenidas nuestras hermanas en apoyo a Gisèle.
El caso de Pélicot ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de abordar la violencia sexual y brindar apoyo a las víctimas.
Su historia sirve como un recordatorio poderoso de que el abuso sexual puede ocurrir en cualquier contexto, incluso dentro del hogar, y que es esencial romper el silencio para lograr la justicia y la curación.