En un mundo dominado por la búsqueda constante de bienestar, el café, esa bebida aromática que despierta los sentidos y energiza millones, se ha convertido en objeto de análisis y debate.

Si bien su popularidad no decae, cada vez son más las personas que optan por la versión descafeinada, impulsadas por preocupaciones sobre la salud.

Pero, ¿realmente es el café descafeinado una alternativa más saludable?
Las cifras hablan por sí solas: 26 millones de estadounidenses consumen regularmente café descafeinado, motivados por diversas razones como la hipertensión, la necesidad de limitar la cafeína al final del día, evitar trastornos del sueño o una simple sensibilidad a esta sustancia.

Según Lauren Ball, catedrática de Salud Comunitaria y Bienestar de la Universidad de Queensland en Brisbane (Australia), el auge del descafeinado refleja un cambio en las preferencias y prioridades de consumo.

Este cambio no está exento de controversia.Si bien es cierto que el café tradicional presenta beneficios para la salud como la reducción del riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades neurológicas como la demencia o incluso una menor tasa de mortalidad, existe una creciente preocupación por un método específico de descafeinización que utiliza cloruro de metileno, una sustancia química considerada nociva.

Ante este panorama, surge la pregunta crucial: ¿qué tan saludables son los beneficios del café descafeinado en comparación con el tradicional?

La buena noticia, según Luis Rustveld, dietista diplomado y profesor adjunto de Medicina Familiar y Comunitaria en la Facultad de Medicina Baylor de Houston (Estados Unidos), es que muchos de los beneficios del café para la salud se mantienen en su versión descafeinada.

El café contiene una serie de compuestos beneficiosos, muchos de los cuales permanecen incluso después de eliminar la cafeína, explica Rustveld.

Se cree que esto se debe a los altos niveles de antioxidantes presentes en los granos de café, los cuales se conservan en gran medida durante el proceso de descafeinización.

Dependiendo del método utilizado para eliminar la cafeína, las cantidades de antioxidantes pueden reducirse en comparación con el café tradicional, pero en general, los niveles siguen siendo altos y el café sigue siendo una importante fuente de antioxidantes para muchas personas, aclara Dolores Wood, dietista diplomada de la Facultad de Salud Pública del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston.

Estos antioxidantes se traducen en beneficios reales para los bebedores de descafeinado.Un metaanálisis realizado en 2014 con base en 28 estudios diferentes demostró que tanto los consumidores de café descafeinado como los habituales presentaban un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Cuanto mayor era el consumo diario de café, menor era el riesgo.
existen sutiles diferencias entre los beneficios del descafeinado y los del café tradicional.

Es difícil determinar si estos efectos se deben a la ausencia de cafeína en el primero, a los cambios químicos producidos durante el proceso de descafeinización o simplemente al menor número de consumidores de descafeinado.

Un estudio de 2022 publicado en el European Journal of Preventive Cardiology siguió durante 12.5 años la salud de 449 563 participantes, analizando la tasa de enfermedades cardiovasculares en bebedores de café frente a no bebedores.

Descubrieron una reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte en todos los bebedores de café, incluyendo los que bebían descafeinado.

La única diferencia significativa fue que el descafeinado no se asoció con una reducción de las arritmias.

Esto podría deberse al efecto estabilizador del ritmo cardíaco que la cafeína ejerce al bloquear los receptores de adenosina, según Peter Kistler, cardiólogo del Instituto Baker del Corazón y la Diabetes del Hospital Alfred de Melbourne (Australia).

Esta nueva información ha llevado a la Asociación Americana del Corazón y al Colegio Americano de Cardiología a dejar de recomendar a sus pacientes que dejen de tomar café, una práctica que habían mantenido durante mucho tiempo por su supuesta relación con la fibrilación auricular.

La cafeína también puede ayudar a aliviar las migrañas.Las investigaciones han demostrado que su consumo regular puede reducir la frecuencia de las migrañas episódicas e incluso aumentar la efectividad de los medicamentos para esta dolencia.

En otros casos, la cafeína puede desencadenar o empeorar dolores de cabeza.
Si la cafeína fuera el único factor que hace al café beneficioso, probablemente veríamos efectos similares en los refrescos, señala Ina Bergheim, investigadora nutricional de la Universidad de Viena.

La recomendación actual de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos es no superar los 400 miligramos de cafeína al día, ya que una taza de café contiene entre 80 y 100 miligramos.

El consumo excesivo de cafeína puede provocar nerviosismo, trastornos del sueño, molestias gastrointestinales, dolores de cabeza o taquicardia a corto plazo.

A largo plazo, puede generar síntomas de abstinencia como dolores de cabeza si se intenta dejar la cafeína repentinamente.

Uno de los principales desafíos en el estudio de los beneficios del café para la salud es que su consumo suele ir acompañado de otros hábitos, algunos de los cuales pueden dificultar el análisis de la verdadera causa y efecto.

La mayoría de las investigaciones se basan en estudios observacionales que siguen los hábitos y resultados de salud de grandes grupos de personas, lo que introduce el riesgo de confundir factores correlacionados pero no causales.

Por ejemplo, un estudio que siguió a más de 200 000 trabajadores sanitarios descubrió una mayor tasa de fumadores entre los consumidores de café, lo cual explicaba su mayor riesgo de cáncer de pulmón, y no el consumo del café en sí.

Lo mismo ocurre con otros hábitos asociados al café, como añadir azúcar.
Un estudio encontró que el consumo habitual de café se asociaba a un menor aumento de peso con el tiempo, pero solo si se tomaba solo o con nata, sin azúcar.

Esta observación era válida tanto para el café normal como para el descafeinado.
En definitiva, tomar café sin azúcar parece ser la opción más saludable, ya sea descafeinado o tradicional.

El dilema del grano aún persiste, y la elección final dependerá de las preferencias individuales, los hábitos de consumo y la percepción del riesgo-beneficio que cada persona tenga respecto a la cafeína.