El espacio no solo ofrece vistas impresionantes del planeta Tierra, sino que también actúa como un laboratorio único donde se observan cambios significativos en el cuerpo humano.
Una de las curiosidades más notables es el estiramiento corporal que experimentan los astronautas durante sus misiones espaciales.
La microgravedad, la ausencia casi total de gravedad, es la responsable de este fenómeno.La columna vertebral, compuesta por vértebras separadas por discos intervertebrales flexibles, se comprime bajo la fuerza de la gravedad en la Tierra.
En el espacio, los discos intervertebrales se expanden, aumentando la distancia entre las vértebras y provocando un crecimiento que puede llegar a dos o cinco centímetros.
El astronauta japonés Norishige Kanai relató haber crecido nueve centímetros durante su estancia en la Estación Espacial Internacional (EEI), aunque posteriormente corrigió la cifra a dos centímetros.
De igual forma, el británico Tim Peake también reportó un aumento similar de altura.Estos casos ilustran cómo la microgravedad afecta al cuerpo humano de maneras inesperadas.
A pesar de lo llamativo que pueda parecer este crecimiento, no se trata de una ganancia permanente ni exenta de riesgos.
El estiramiento de la columna vertebral en el espacio puede generar incomodidades y problemas físicos para los astronautas.
La curvatura natural de la columna se aplana, provocando dolor de espalda, un problema común reportado desde finales de la década de 1980.
Los músculos que sostienen la columna se debilitan en ausencia de gravedad, agravando la situación.
Un estudio de 2016 reveló que más del 50% de los astronautas estadounidenses han experimentado dolor de espalda durante sus misiones, con un 28% reportando dolor moderado a severo.
Estos problemas persisten tras el regreso a la Tierra, aumentando el riesgo de sufrir una hernia discal en el primer año después de la misión.
La NASA está consciente de estos desafíos y ha implementado programas de ejercicios intensivos para mitigar los efectos negativos de la microgravedad.
Estas medidas no pueden evitar completamente los cambios físicos que ocurren durante las misiones espaciales.
Es importante recordar que el crecimiento en el espacio es temporal.Al regresar a la Tierra, la gravedad vuelve a comprimir las columnas vertebrales, restaurando la altura original en cuestión de días o semanas.
El astronauta Scott Kelly, quien creció unos cinco centímetros durante sus 340 días en la EEI, recuperó su altura normal poco después de su regreso, ilustrando este fenómeno.
Aunque el crecimiento espacial sea un fenómeno fascinante y temporal, pone de manifiesto los efectos complejos que la microgravedad ejerce sobre el cuerpo humano.
A medida que las misiones espaciales se vuelven más largas y frecuentes, comprender y mitigar estos cambios físicos será crucial para garantizar la salud y bienestar de los astronautas.