La reciente ofensiva militar que ha destituido a <strong>Bashar al Asad del poder en Siria ha reavivado la tensión en torno a los Altos del Golán, un territorio disputado por Israel y Siria desde hace décadas.

La rápida caída de Damasco ante las fuerzas islamistas, lideradas por Hayat Tahrir al Sham (HTS), antiguo brazo sirio de Al Qaeda, ha generado incertidumbre en la región y ha impulsado a Israel a reforzar su presencia militar en el área.

El domingo pasado, tropas israelíes ocuparon el monte Hermón, una zona desmilitarizada fronteriza con Líbano y Siria, violando el histórico Acuerdo de Separación firmado tras la guerra del Yom Kipur en 1973.

Esta acción ha sido justificada por Israel como una medida defensiva temporal hasta que se alcance un nuevo acuerdo.

Netanyahu no oculta sus ambiciones: El Golán será parte del Estado de Israel para siempre.

Un deseo que encontró eco en la administración de Donald Trump, quien reconoció la soberanía israelí sobre el territorio durante su mandato.

Los Altos del Golán son una meseta ubicada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria, con una extensión aproximada de 1800 km².

Desde su ocupación por Israel tras la guerra de los Seis Días en 1967, esta región ha sido objeto de controversia internacional.

La ONU considera el Golán territorio ocupado, mientras que Israel lo reivindica como parte integral de su soberanía.

La importancia estratégica del Golán radica en su ubicación geográfica privilegiada: desde sus cumbres se puede observar Damasco, la capital siria, lo que le otorga a Israel una ventaja militar considerable.

El Golán es una fuente vital de agua para la región, proporcionando un tercio del suministro de agua de Israel.

La tierra fértil del enclave también permite cultivar viñedos, huertos y criar ganado, convirtiéndolo en un activo económico valioso.

Las recientes prospecciones petrolíferas han descubierto importantes yacimientos que podrían asegurar a Israel una autonomía energética sustancial.

El Golán es una barrera natural contra cualquier ataque desde Siria, afirma un experto en geopolítica regional.

Su control le brinda a Israel una ventaja estratégica crucial para protegerse de amenazas provenientes del este.

La ocupación israelí del Golán ha generado un profundo descontento entre los habitantes sirios que residen en el territorio.

La ONU ha condenado reiteradamente la construcción de asentamientos israelíes en la zona, considerándolos ilegales según el derecho internacional.

La situación humanitaria en los Altos del Golán es precaria, denuncia un portavoz de una ONG que trabaja con refugiados sirios.

Los habitantes sufren las consecuencias directas de la ocupación militar y carecen de acceso a servicios básicos.

El futuro del Golán sigue incierto.La reciente crisis política en Siria ha intensificado la tensión en la región, mientras que las ambiciones territoriales de Israel no parecen ceder.

El conflicto por el control de este enclave estratégico se ha convertido en una herida abierta que amenaza con prolongarse por décadas.