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La ciencia ha demostrado que nuestra mente posee una influencia poderosa sobre nuestro bienestar físico, incluyendo la percepción del dolor.

Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard señalan que las terapias que combinan la mente y el cuerpo pueden ser efectivas para disminuir la intensidad del dolor.

Un ejemplo concreto es la respiración profunda, una técnica sencilla pero efectiva que puede ayudar a distraer al cerebro del dolor.

El dolor involucra tanto a la mente como al cuerpo, por lo que las terapias que abordan ambos aspectos pueden ser especialmente beneficiosas, explica un especialista de la Universidad de Harvard.

La respiración profunda actúa como un mecanismo de desconexión entre el estímulo doloroso y la percepción consciente del mismo.

Este método consiste en inhalar profundamente, retener el aire durante unos segundos y exhalar lentamente.

Para potenciar su efecto, se recomienda asociar una palabra con cada fase de la respiración: paz al inhalar y tensión al exhalar.

De la técnica respiratoria, la relajación profunda también juega un papel crucial en la disminución del dolor.

Consiste en cerrar los ojos, relajar todos los músculos y concentrarse únicamente en la respiración profunda.

Si bien estas técnicas pueden ser útiles para aliviar el dolor, es importante recordar que no deben sustituir el tratamiento médico adecuado.

Ante cualquier molestia o dolor persistente, siempre se recomienda consultar con un profesional de la salud, concluye el experto.