Un nuevo sistema de transparencia fiscal busca obligar a los comercios a detallar en los tickets los impuestos que afectan al precio final de los productos, a partir del 1 de enero.
Si bien la medida busca dar mayor claridad a los consumidores sobre la carga tributaria, ha generado controversia entre los sectores involucrados.
La iniciativa, impulsada por la organización sin fines de lucro Lógica, ya fue incorporada en el paquete fiscal aprobado recientemente.
Su puesta en marcha se ve obstaculizada por la resistencia del sector comercial, especialmente por parte de las grandes cadenas de supermercados.
Estas últimas argumentan que la implementación de la normativa demandará una gran inversión en infraestructura tecnológica y personal para adaptar sus sistemas de facturación.
Se trata de un cambio muy profundo que debería haber sido comunicado con al menos 8 meses de anticipación, comenta un portavoz de una importante cadena de supermercados a Infobae, quien añade que podría generar un freno del comercio y la economía hasta tanto los negocios puedan facturar cumpliendo con estos nuevos requisitos.
El temor principal radica en las posibles penalidades por errores en la facturación, las cuales podrían llegar incluso a la clausura del establecimiento.
El sector comercial cuestiona la viabilidad de desglosar la incidencia de impuestos provinciales y municipales, argumentando que la complejidad para parametrizar estas alícuotas generará confusión al consumidor y una enorme carga administrativa.
Las provincias modifican sus alícuotas con mucha frecuencia, lo que obligaría a reetiquetar productos y servicios constantemente, señala un experto en el sector.
En Brasil, donde el modelo de transparencia fiscal ya está implementado, las pequeñas y medianas empresas están excluidas de la obligatoriedad.
En Argentina, se espera que la reglamentación determine si esta excepción también será aplicada.
Desde Lógica, promotor del proyecto, intentan calmar las tensiones asegurando que no se busca un desglose exacto de la estructura tributaria detrás de cada producto.
Matías Olivera Vila, presidente de la organización, explica que lo importante es que el consumidor comprenda que el precio final no refleja solo el costo del producto, sino también una carga impositiva significativa.
Se calcularán los impuestos de acuerdo a un carrito promedio de supermercado, lo cual permitirá tener una visión general de la incidencia fiscal en las compras, afirma Olivera Vila.
El modelo brasileño establece tres cajas para clasificar la incidencia de impuestos nacionales, provinciales y municipales, según el tamaño y actividad del negocio.
La implementación de este nuevo sistema de transparencia fiscal se perfila como un tema complejo que requerirá un diálogo constante entre los distintos actores involucrados para encontrar un equilibrio entre la necesidad de información al consumidor y la viabilidad práctica para los comercios.
La clave para su éxito dependerá de una reglamentación clara, precisa y flexible que considere las necesidades específicas del mercado argentino.