La celulitis es una condición que afecta a millones de mujeres en España, generando preocupaciones tanto estéticas como de salud.
Si bien se asocia comúnmente con la acumulación irregular de grasa, existen dos tipos de celulitis: la celulitis cosmética, puramente estética, y la celulitis infecciosa, que puede representar un riesgo para la salud.
La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) explica que la celulitis cosmética se caracteriza por depósitos de grasa en las caderas, vientre y muslos, presentándose como una textura similar a la piel de naranja.
Esta condición suele aparecer durante la pubertad pero puede manifestarse más adelante.Su prevalencia es alta, afectando al 85-95% de las mujeres en algún momento de sus vidas según datos de la Clínica Universidad de Navarra.
Por otro lado, existe la celulitis bacteriana, una infección que afecta a la piel y el tejido subcutáneo, causada principalmente por estreptococos o estafilococos, como describe la Biblioteca Nacional de Medicina.
La celulitis bacteriana puede extenderse al músculo y se asocia a factores como descamación cutánea, historial de enfermedades vasculares periféricas, lesiones con ruptura en la piel, mordeduras y úlceras.
Los síntomas de la celulitis infecciosa son preocupantes: fiebre con escalofríos y sudoración, fatiga, dolor e inflamación en la zona afectada, enrojecimiento que se agranda con el tiempo, aparición repentina de erupciones cutáneas, piel tensa y caliente al tacto, dolores musculares y rigidez articular.
El tratamiento para la celulitis cosmética suele ser estético, incluyendo técnicas como cavitación, liposucción o intralipoterapia, además de una dieta saludable, ejercicio regular y masajes con crema anticelulítica.
La celulitis bacteriana requiere antibióticos orales, analgésicos en caso necesario, reposo con la zona afectada elevada y, en casos graves, hospitalización.
Es fundamental diferenciar ambas formas de celulitis y buscar atención médica si se presentan síntomas de la infección.