El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, se ha visto obligado a renunciar a su cargo tras una profunda crisis provocada por la revelación de un caso de abuso infantil en la Iglesia de Inglaterra durante su mandato.

La presión sobre Welby se intensificó cuando un informe independiente, conocido como informe Makin, reveló una conspiración de silencio que protegió al agresor, John Smyth, quien abusó sexual, física y psicológicamente de más de un centenar de menores durante décadas.

En un comunicado emitido este martes, Welby admitió su responsabilidad por la gestión del caso y afirmó que asume las consecuencias de sus acciones.

Como es protocolario, he solicitado permiso al rey Carlos III para dimitir, declaró el arzobispo.Espero que mi decisión deje claro que la Iglesia de Inglaterra entiende la necesidad de cambio y nuestro profundo compromiso con la creación de una iglesia más segura.

El informe Makin expuso un periodo de negligencia que se extendió desde 2013, cuando Welby tomó posesión de su cargo, hasta 2024, año en que se dio a conocer la magnitud del escándalo.

El documento señala que el arzobispo fue informado sobre los presuntos abusos por parte de Smyth pero erróneamente pensó que la policía ya estaba al tanto de la situación y que la cuestión se resolvería por sí sola.

Las reacciones tras la renuncia de Welby han sido diversas. Algunos sectores de la iglesia han expresado su apoyo a la decisión del arzobispo, mientras que otros critican su gestión y exigen una mayor transparencia en la investigación.

Miles de personas firmaron una petición online solicitando su dimisión inmediata.

Este escándalo ha sacudido a la Iglesia de Inglaterra, la institución religiosa más importante del país.

La crisis pone de manifiesto la gravedad del problema de los abusos sexuales en el seno de las instituciones religiosas y la necesidad de tomar medidas contundentes para prevenir futuras víctimas.