Un nuevo descubrimiento geológico ha reforzado aún más la posición dominante de China en el sector crucial de las tierras raras.
El Servicio Geológico chino ha anunciado el hallazgo del mayor depósito del país, ubicado en la provincia meridional de Yunnan, con una estimación de 1,15 millones de toneladas de recursos potenciales.
Este depósito se destaca por su alto contenido de tierras raras medianas y pesadas, elementos vitales para industrias como la fabricación de vehículos eléctricos, energías renovables, defensa nacional y tecnologías avanzadas.
Este descubrimiento representa un hito importante para China, declara el profesor Zhang Lei, experto en geología económica de la Universidad Tsinghua.
Amplía nuestro arsenal estratégico en un sector donde ya somos líderes mundiales.
El hallazgo se suma a una serie de descubrimientos de depósitos de tierras raras realizados por China desde 1969.
El país posee la mayor reserva mundial de estas sustancias, con control sobre más del 95% del galio y el 67% del germanio.
Esta posición privilegiada le otorga a China un poder considerable en la cadena global de suministro de tecnologías clave.
En los últimos meses, China ha implementado restricciones a las exportaciones de diversos metales estratégicos, como el galio, el germanio, el antimonio y el grafito, esenciales para la fabricación de semiconductores, baterías y otros componentes tecnológicos.
Estas medidas han generado preocupación en países occidentales que dependen de China para estas materias primas.
Las acciones de China en este sector son un recordatorio importante de los riesgos inherentes a la dependencia de una sola fuente, advierte el analista económico David Smith.
Los países deben diversificar sus fuentes de suministro y desarrollar tecnologías alternativas para reducir su vulnerabilidad.
El impacto emocional de estas medidas se refleja en el creciente temor entre los expertos sobre la posibilidad de que China utilice su dominio estratégico sobre las tierras raras como herramienta de presión política o económica.
La competencia tecnológica global está en juego, y el control de estos elementos críticos juega un papel fundamental en el futuro del desarrollo tecnológico mundial.
