La empresa espacial japonesa Space One sufrió otro revés en su ambicioso proyecto de poner satélites en órbita.
A pesar del lanzamiento exitoso del cohete Kairos II desde la prefectura de Wakayama, la misión se vio truncada al determinar que era improbable alcanzar su objetivo.
Esta fallida tentativa, comunicada por la propia empresa, llega después de un intento previo infructuoso en marzo pasado, donde el mecanismo de autodestrucción del cohete tuvo que activarse tras el despegue.
Las dificultades para Space One se agravan con las dos ocasiones previas en que se tuvo que posponer el lanzamiento debido a condiciones climáticas desfavorables.
La empresa, fundada en 2018 por entidades privadas con la visión de democratizar el acceso al espacio mediante servicios de lanzamiento más económicos y frecuentes, ahora deberá investigar a fondo las causas del fallo para poder retomar su ambicioso proyecto.
Este nuevo revés representa un duro golpe para el sueño de Japón de convertirse en una potencia espacial competitiva a nivel global.
El éxito de Space One no solo impulsaría la industria espacial privada en Japón, sino que también marcaría un hito importante en la carrera por el dominio del espacio, afirma un experto del sector.
El Kairos II, un cohete de combustible sólido con 18 metros de altura, tenía como objetivo colocar un microsatélite principal de 50 kilos en órbita baja terrestre a unos 500 kilómetros de altitud.
Transportaba una figura de Buda, destinada a ser la primera de este tipo en alcanzar el espacio, junto a una figura de Santa Claus y otros cuatro pequeños satélites cúbicos diseñados por estudiantes japoneses colaborando con la firma Terra Space.
El impacto emocional del fracaso es palpable para los numerosos entusiastas del espacio en Japón que veían en Space One un símbolo de progreso tecnológico y ambición nacional.
La empresa deberá ahora afrontar el reto de recuperar la confianza pública y demostrar su capacidad para superar esta serie de obstáculos.