Abu Mohamed Al Jolani, líder del Organismo de Liberación del Levante (OL), ha emergido como la figura central en la ofensiva que busca derrocar al régimen de Bashar al Asad después de 24 años en el poder.
La campaña militar, iniciada hace meses y apoyada por facciones rebeldes respaldadas por Turquía, ha logrado avances significativos, llegando a zonas antes inaccesibles para los opositores del gobierno sirio.
Nacido en Riad en 1982 pero de origen sirio, Al Jolani regresó a su país de origen en 1989.A pesar de haber crecido en el acomodado barrio de Mezzeh en Damasco, se involucró en la lucha contra lo que percibía como la opresión del régimen sirio y las invasiones extranjeras, especialmente tras la Segunda Intifada Palestina en 2000 y la invasión estadounidense a Irak en 2003.
Su activismo lo llevó a ser arrestado por las fuerzas estadounidenses en Abu Ghraib y pasar cinco años encarcelado en diferentes prisiones iraquíes.
En 2011, Al Bagdadi, futuro líder del Estado Islámico (EI), encomendó a Al Jolani la creación de una rama de Al Qaeda en Siria, liderando el Frente Al Nusra.
Este grupo contaba con el apoyo directo de Al Qaeda en términos de miembros, financiación, armas y asesoramiento estratégico, según informes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Al Jolani reconoció públicamente su relación con Al Bagdadi en 2013 y juró lealtad a Ayman al Zawahiri, entonces líder de Al Qaeda, hasta su muerte en 2022.
En 2016, Al Jolani anunció la disolución del Frente Al Nusra y la creación del Frente de la Conquista del Levante, posteriormente renombrado como Organismo de Liberación del Levante (OL).
Esta ruptura con Al Qaeda, aunque cuestionada por algunos expertos que señalan una posible continuidad de vínculos, se justificó como un intento de construir un Estado independiente en Siria libre del régimen de Asad.
Nuestro objetivo es liberar a todos los sirios, independientemente de su religión o posición política, ha declarado Al Jolani en reiteradas ocasiones.
La ONU continúa asegurando que no existe evidencia contundente de una ruptura definitiva con Al Qaeda, mientras organizaciones internacionales denuncian abusos de derechos humanos contra civiles en Idlib, región controlada por el OL y hogar de aproximadamente 3 millones de personas, gran parte de ellas desplazados.
Idlib también alberga a miembros del Estado Islámico, convirtiéndola en un punto crítico de tensión en la guerra civil siria.
La figura de Al Jolani se presenta como una paradoja: un líder religioso que busca construir un nuevo estado secular en Siria, pero cuya lucha contra Asad ha sido apoyada por grupos yihadistas y cuyas acciones son criticadas por violaciones a los derechos humanos.
Su futuro y el destino de Siria permanecen inciertos, pero su ascenso representa un nuevo capítulo en la compleja historia del conflicto sirio.