El Cristo Redentor, símbolo icónico de Río de Janeiro y declarado una de las Siete Maravillas Modernas, se alza majestuoso a 710 metros sobre el nivel del mar, atrayendo la mirada de millones de turistas cada año.

Esta imponente estatua de 38 metros de altura y 28 de ancho, que pesa más de 1145 toneladas, ha inspirado admiración y curiosidad por igual.

Muchos creen erróneamente que fue un obsequio del gobierno francés a Brasil, confundiendo su historia con la de la Estatua de la Libertad, ubicada en Nueva York.

Contrario a lo que mucha gente piensa, el Cristo Redentor no fue un regalo de Francia, aclaró la página web oficial del Ayuntamiento de Río de Janeiro.

Francia es responsable de otro monumento famoso: la Estatua de la Libertad, regalada a Estados Unidos para celebrar la alianza entre ambos países.

La idea original del monumento se remonta a 1850, cuando el sacerdote francés Pedro María Boss sugirió su construcción en el cerro del Corcovado en honor a la princesa Isabel.

A pesar de no ver realizada su propuesta, su nombre queda grabado en la historia del proyecto.El impulso definitivo llegó en 1921, con una petición firmada por más de 20.000 personas solicitando al presidente Epitácio Pessoa la construcción del Cristo Redentor.

El diseño final fue obra del artista italobrasileño Carlos Oswald, mientras que el rostro fue esculpido por el rumano Gheorghe Leonida, siendo un ejemplo de la colaboración internacional en este proyecto emblemático.

La inauguración tuvo lugar el 12 de octubre de 1931, y desde entonces se ha convertido en uno de los monumentos más reconocidos del mundo.

El Cristo Redentor no solo es una atracción turística masiva, sino también un símbolo de fe y esperanza para millones de personas alrededor del planeta.

Su presencia imponente sobre la ciudad de Río de Janeiro lo convierte en un referente cultural e histórico que continúa inspirando admiración y debate a día de hoy.