El mundo político y sanitario argentino se conmueve con el fallecimiento de Ginés González García, un figura clave en la historia reciente del país.
Con una extensa trayectoria dedicada a la salud pública que abarca más de cinco décadas, González García ocupó cargos públicos destacados, incluyendo el de ministro de Salud durante dos gobiernos distintos: primero bajo Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, y luego al frente de Alberto Fernández.
Nacido en San Nicolás de los Arroyos en 1945, González García se graduó como cirujano y completó estudios de posgrado en salud pública y administración sanitaria en prestigiosas instituciones como la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad de Buenos Aires y la Fundación ISALUD. Su compromiso con el acceso a la salud para todos los argentinos quedó plasmado en programas emblemáticos como el Plan Remediar, que garantizó el suministro gratuito de medicamentos a millones de personas.
Su gestión también incluyó la promoción de la educación sexual y el acceso a anticonceptivos, además de abogar por la despenalización del aborto.
González García también se desempeñó como embajador en Chile entre 2007 y 2015 durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
En su segundo periodo como ministro de Salud, enfrentó uno de los mayores desafíos de su carrera: la pandemia de COVID-19.
Su desempeño al frente del ministerio durante los primeros meses de la crisis fue ampliamente reconocido, aunque su gestión se vio manchada por un escándalo conocido como vacunatorio vip.
Este episodio, en el que personalidades influyentes accedieron a vacunarse antes que el resto de la población, generó indignación pública y llevó a González García a renunciar al cargo en 2021.
A pesar de esta controversia, González García dejó un legado complejo y multifacético en el ámbito sanitario argentino.
Sus logros en materia de acceso a medicamentos y promoción de la salud sexual fueron importantes avances para la sociedad argentina, mientras que su participación en el manejo de la pandemia evidenció tanto sus capacidades como los desafíos que enfrentó el país en ese momento crítico.
Su muerte conmueve al país entero y abre un debate sobre la importancia del servicio público y las responsabilidades de quienes ostentan cargos públicos de gran envergadura.