En medio de la creciente preocupación por el cambio climático y la necesidad urgente de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, emerge una innovadora tecnología con el potencial de revolucionar la forma en que impulsamos nuestro mundo: los combustibles solares.

El proceso de producción de estos combustibles sinteticos se basa en un ingenioso concepto: utilizar la energía del sol para convertir agua y dióxido de carbono (CO2) en combustibles líquidos como el queroseno, esencialmente replicando el ciclo natural de formación de combustibles fósiles pero a una escala mucho más rápida y sostenible.

Los pioneros en este campo son los científicos del ETH de Zúrich, liderados por el doctor Philipp Furler.

En 2014, Furler y su equipo lograron un hito fundamental: la producción a pequeña escala de combustible para aviones utilizando únicamente luz solar, agua y CO2.

Este logro, aunque limitado en volumen una pequeña cantidad en un tubo de ensayo que Furler bromeó fue probablemente el queroseno más caro de la historia , demostró la viabilidad del proceso y abrió las puertas a un futuro prometedor.

Cinco años después, el equipo amplió sus esfuerzos con un proyecto de demostración a pequeña escala en el corazón de Zúrich, donde lograron producir combustibles neutros en carbono a partir del aire.

Los resultados de esta demostración fueron publicados en la prestigiosa revista científica Nature, marcando un paso crucial hacia la escalabilidad de la tecnología.

Con estas bases sólidas, nació Synhelion, una empresa que busca llevar los combustibles solares a nivel industrial con su proyecto DAWN (Direct Air Water to Fuels).

La ambición de Synhelion es grande: producir 100.000 toneladas de combustibles solares para 2030 y alcanzar un millón de toneladas para 2033.

Si bien estas cifras representan una fracción del consumo global actual de combustible para aviación, que ronda los 350 millones de toneladas anuales, Synhelion aspira a abastecer aproximadamente la mitad de la demanda europea de combustible sintético para aviación para 2040 y continuar expandiendo su producción.

La visión de Synhelion no se limita al sector aeronáutico.La empresa también busca incursionar en otros sectores intensivos en carbono, como la industria cementera, un campo donde el impacto ambiental es particularmente significativo.

De hecho, Cemex, una de las mayores empresas de materiales de construcción del mundo, figura entre los socios estratégicos de Synhelion.

La apuesta por los combustibles solares está ganando terreno a nivel global.Además de Cemex, Synhelion cuenta con el apoyo de actores clave en la industria aeronáutica como el Grupo Lufthansa y el Aeropuerto de Zúrich.

Estas alianzas son una clara señal del creciente interés y la confianza que se están depositando en esta tecnología.

Para expertos como Markus Bauer, investigador del Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH), los combustibles solares representan una vía crucial para alcanzar la neutralidad climática.

Creo que la opinión pública piensa con demasiada frecuencia que la electrificación es todo lo que tenemos que conseguir, afirma Bauer, y eso, en muchos análisis, va a ser realmente difícil.

Así que si podemos crear herramientas como ésta, que no pongan tanta carga tanto en las tecnologías como en la cantidad de tecnologías para la electrificación, eso nos llevará más rápidamente a donde queremos estar.

El camino hacia un futuro sostenible no es sencillo, y la transición hacia combustibles alternativos conlleva desafíos significativos.

Los combustibles solares ofrecen una alternativa prometedora que combina la necesidad de reducir las emisiones con el potencial de transformar industrias enteras.

El éxito de DAWN y la creciente colaboración entre investigadores, empresas e instituciones internacionales son un testimonio del poder de la innovación para abordar los retos más urgentes de nuestro tiempo.

La promesa de los combustibles solares es inmensa: un futuro donde la energía limpia impulsa nuestros viajes, construye nuestras ciudades y alimenta nuestra industria.

Un futuro donde el cielo no solo esté despejado de nubes, sino también libre de las emisiones que amenazan nuestro planeta.