Los dientes revelan el secreto detrás de la muerte de infantes iberos hace más de 2000 años.
La Fortaleza dels Vilars, cerca de Arbeca, Lleida, fue una comunidad próspera durante la Edad del Hierro que se abandonó repentinamente tras cuatro siglos de existencia.
El misterio sobre las causas de este abandono súbito ha intrigado a los investigadores por décadas.
En 1940, un hallazgo fortuito puso el yacimiento en el mapa, y a finales de los 80 comenzaron las investigaciones científicas para comprender su pasado.
Uno de los descubrimientos más intrigantes fue el hallazgo de los restos de tres infantes en una vivienda, lo que dio lugar a numerosas especulaciones sobre posibles prácticas culturales como el sacrificio infantil o el infanticidio.
Una investigación innovadora liderada por el Grup de recerca en Antropologia Biològica de la Universitat de Barcelona y el grupo MECAMAT de la Universitat de Vic, ha desvelado la verdad.
El secreto reside en los dientes, concretamente en su desarrollo.Los investigadores analizaron la presencia de la Línea neonatal, que se forma justo después del nacimiento, para determinar la edad al momento de la muerte.
Estudiaron la composición elemental del diente, centrándose en el zinc, un elemento adquirido durante la lactancia.
El análisis de 45 dientes provenientes de diferentes yacimientos catalanes, incluyendo la Fortaleza dels Vilars, reveló que aproximadamente la mitad de los infantes fallecieron entre la vigesimoséptima semana de embarazo y la primera semana después del nacimiento.
Esto significa que los infantes probablemente murieron por complicaciones en el parto o problemas de salud asociados a la prematuridad, explica Ani Martirosyan, primera autora del estudio.
Xavier Jordana, profesor asociado del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la UAB, afirma que estos datos refuerzan la hipótesis de que la mayoría de las muertes perinatales fueron debidas a causas naturales.
Los resultados descartan prácticas culturales como el infanticidio o los sacrificios rituales, añade.
Aunque la razón por la que se enterraban los recién nacidos en casa aún es un misterio, Assumpció Malgosa, coautora del estudio, plantea que podría ser una cuestión cultural propia de esa época.
No se han encontrado enterramientos de infantes mayores de dos meses en ninguno de los yacimientos estudiados, señala.
Este estudio nos ofrece una ventana al pasado, mostrando la realidad dura de la vida en la Edad del Hierro, donde enfermedades y complicaciones durante el parto representaban un riesgo constante para la supervivencia de los recién nacidos.
Afortunadamente, gracias a los avances médicos modernos, las tasas de mortalidad infantil han disminuido drásticamente, convirtiendo el nacimiento en uno de los eventos más seguros en la actualidad.