El Premio Nobel de Química 2024 ha sido otorgado a John Jumper y Demis Hassabis, de Google DeepMind en Londres, y David Baker, de la Universidad de Washington en Seattle, por su trabajo pionero en el desarrollo de AlphaFold.

Esta herramienta de inteligencia artificial (IA) ha revolucionado la biología al ser capaz de predecir con asombrosa precisión la estructura tridimensional de las proteínas a partir de sus secuencias de aminoácidos.

Durante décadas, determinar la estructura de las proteínas ha sido un desafío monumental para los científicos.

Las proteínas, esenciales para el correcto funcionamiento del organismo, deben adoptar configuraciones específicas para desempeñar sus funciones.

Sin esta información, comprender enfermedades, diseñar fármacos o investigar procesos celulares a nivel molecular se vuelve extremadamente complejo.

AlphaFold ha superado este obstáculo, abriendo un nuevo capítulo en la investigación biomolecular.

Lanzada en 2018, AlphaFold se entrenó con una vasta base de datos que abarca más de 200.000 estructuras proteicas obtenidas mediante técnicas como la cristalografía de rayos X y la criomicroscopía electrónica.

Su segunda versión, presentada en 2020, demostró una exactitud comparable a las estructuras determinadas experimentalmente, marcando un punto de inflexión en el campo.

El impacto de AlphaFold se ha multiplicado gracias a que su código fuente y una base de datos con predicciones estructurales de casi todas las proteínas conocidas (más de 214 millones) fueron abiertos al público en 2021.

Esta democratización del acceso a la tecnología ha impulsado un crecimiento exponencial en la investigación biomolecular, permitiendo a científicos de todo el mundo aprovechar su potencial.

AlphaFold no se limita a predecir estructuras; ahora también puede modelar interacciones moleculares, incluyendo las que ocurren entre fármacos y proteínas, según lo demostrado en su tercera versión.

Esta capacidad abre nuevas posibilidades para el desarrollo de terapias más precisas y efectivas.
El trabajo de David Baker ha sido igualmente crucial.

Su equipo desarrolló Rosetta, un software que utiliza principios físicos para modelar estructuras proteicas.

Más allá de la predicción de estructuras naturales, Rosetta permite diseñar proteínas completamente nuevas, jamás vistas en la naturaleza.

Este avance ha revolucionado el campo de la bioingeniería, abriendo camino a la creación de enzimas, nanopartículas y otras moléculas con aplicaciones revolucionarias.

La combinación de AlphaFold y Rosetta ha transformado el diseño de proteínas, permitiendo a los científicos crear moléculas con funcionalidades específicas en tiempos récord.

Esta velocidad y accesibilidad han acelerado el progreso científico a un ritmo sin precedentes.
El impacto de estas tecnologías se extiende a diversos campos de la medicina, desde el descubrimiento de nuevos fármacos hasta la terapia genética.

Max Jaderberg, director de la división de IA de Isomorphic Labs (una empresa vinculada a Google DeepMind), afirma: Amo esta tecnología y deseo fervientemente que tenga un enorme impacto en el mundo.

Y no creo que haya mejor impacto que aplicarla a problemas fundamentales de biología y química.
AlphaFold y Rosetta representan una revolución en la comprensión de la vida y su potencial para mejorar la salud humana es inmenso.

Como señaló John Jumper, uno de los galardonados con el Nobel: Este premio reconoce el poder transformador de la IA en ciencia y demuestra que la colaboración entre disciplinas puede llevar a descubrimientos increíbles.