La ciudad de Salta se enfrenta a una brusca transformación climática esta semana, pasando de días abrasadores a un clima invernal en pocas horas.

Este jueves, la temperatura máxima se prevé que no supere los 16C, un descenso significativo respecto a las altas temperaturas registradas previamente.

Existe una alta probabilidad de precipitaciones, con estimaciones entre el 40% y el 70%, según información del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

Este cambio radical se debe a la llegada de un frente frío semiestacionario que avanza lentamente sobre la región, según explica Edgardo Escobar, meteorólogo en diálogo con El Tribuno.

Es un frente frío que se mueve lento pero para mañana esperamos la entrada de la masa de aire más fría, afirma el experto.

Escobar advierte que algunos modelos meteorológicos sugieren una probabilidad aún mayor de lluvias, alcanzando o incluso superando la media mensual de precipitaciones de septiembre, que es de 5,6 milímetros, en un solo día.

El meteorólogo recuerda que durante septiembre del año pasado se registraron 11 mm de lluvia, lo que indica que las condiciones actuales podrían ser extremas.

Las lluvias podrían comenzar en las primeras horas de la mañana y continuar hasta el mediodía del jueves.

Tras este jueves invernal, se espera una recuperación gradual del tiempo a partir del viernes.La temperatura máxima rondará los 22C o 23C, aunque la mínima se ubicará entre 6C y 8C. Es posible que se registre neblina durante la mañana.

El sábado se anticipa un día más cálido, con una marcada amplitud térmica, oscilando entre los 10C y 27C. El domingo el clima volverá a ser caluroso, con una temperatura máxima entre 30C y 32C debido a la llegada de aire cálido proveniente del norte.

Durante lunes y martes se intensificarán las condiciones cálidas, alcanzando temperaturas máximas entre 35C y 37C.

Este cambio brusco en el clima puede tener un impacto significativo en la vida cotidiana de los salteños, tanto a nivel económico como social.

La agricultura, por ejemplo, puede verse afectada por la falta de lluvias o por las fuertes precipitaciones.

También es importante destacar el impacto emocional que estos cambios repentinos pueden generar en la población, generando incertidumbre y estrés ante lo impredecible del clima.