Un operativo policial en el macrocentro de Salta culminó con el secuestro de al menos tres carros fruteros, la detención de un individuo con antecedentes penales y una escalada de violencia que evidenció la tensión existente entre los vendedores informales y las autoridades municipales.
El conflicto estalló tras un enfrentamiento a machetazos entre carreros ocurrido el fin de semana anterior, lo que llevó a la Municipalidad de Salta a tomar medidas para despejar la zona.
El operativo, llevado a cabo cerca de las 8:30 horas, se encontró con una resistencia activa por parte de los vendedores.
Los propietarios de los carros secuestrados se negaron a abandonar el lugar, informó Esteban Carral, secretario de Espacios Públicos y Protección Ciudadana, quien reveló que en la escena del operativo se hallaron armas blancas como facas.
La situación se agravó cuando los carreros atacaron tanto a trabajadores municipales como a policías.
Es por eso que vamos acompañados de policías, explicó Carral, señalando que los carros secuestrados carecían de habilitación municipal.
El funcionario aclaró que es un grupo minúsculo que causa esta violencia en la vía pública, con el resto de los vendedores informales vamos dialogando y nos vamos entendiendo.
La violencia no se limitó al operativo.Un enfrentamiento a machetazos entre dos carreros en la intersección de calles Mendoza e Ituzaingó, ocurrido el viernes pasado por la noche, dejó como resultado una persona herida con un machete en la oreja y otro con golpes tras un forcejeo con la policía.
Ambos fueron trasladados al hospital San Bernardo.
Testigos relataron que los agresores, conocidos en el centro salteño por su comportamiento agresivo, se arrojaban frutas y otros objetos durante la pelea.
Uno es Nicolás Alcalaz, a él le dicen el Banana, y el otro se llama Jesús, contó una persona que pidió mantener su anonimato.
Los vecinos denunciaron la recurrencia de este tipo de incidentes en la zona, expresando su preocupación por la falta de medidas concretas por parte de las autoridades.
Es por eso que el CCM intervino en el asunto, afirmó una mujer que trabaja cerca del mercado San Miguel.
Esta situación genera un clima de inseguridad y miedo entre los habitantes y comerciantes de la zona, quienes exigen respuestas ante la escalada de violencia y la falta de control en las calles.