El panorama del tenis argentino se ve nuevamente envuelto en un escándalo tras la suspensión de dos tenistas, Melina Ferrero y Sofía Luini, por parte de la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA).

Ambas fueron sancionadas por manipular resultados de partidos dentro del programa Anticorrupción del Tenis (TACP), con penas de tres y siete años respectivamente.

Las acusaciones contra Ferrero se centran en tres partidos disputados entre 2017 y 2018, donde se le imputan apuestas deportivas fraudulentas.

La tenista, quien alcanzó el puesto 731 en el ranking WTA, no respondió a las 12 acusaciones formuladas por la ITIA, lo que se interpretó como una admisión de responsabilidad.

Por su parte, Luini, cuya mejor posición en el ranking fue el puesto 492 en 2014, negó los cargos relacionados con seis partidos entre 2017 y 2018, pero finalmente la ITIA decidió imponerle la suspensión y una multa de 30 mil dólares.

La decisión de la ITIA se produce tras un caso penal recientemente concluido en Bélgica que involucró a un sindicato dedicado al arreglo de partidos liderado por Grigor Sargsyan.

La colaboración entre la ITIA y las autoridades belgas llevó a la condena de Sargsyan a cinco años de prisión, sentenciando así a una red criminal que se estima abarcaba a al menos 180 jugadores de 30 países según revelaciones del diario The Washington Post.

Este caso destaca el compromiso continuo de la ITIA para proteger la integridad del tenis, afirmó un portavoz de la agencia.

No toleraremos ninguna forma de manipulación o corrupción en nuestro deporte.La suspensión de Ferrero y Luini es un claro ejemplo de la determinación de la ITIA para combatir este tipo de acciones, que erosionan la confianza y el espíritu deportivo.

La noticia ha generado una profunda conmoción en el mundo del tenis argentino, donde se teme que este escándalo pueda dañar aún más la imagen del deporte a nivel nacional e internacional.