El mercado inmobiliario argentino ha experimentado un notable crecimiento tras la derogación de la Ley de Alquileres, lo que ha generado una mayor oferta de viviendas disponibles para alquilar.

Este escenario también ha puesto en evidencia la persistencia de barreras para los potenciales inquilinos, como la exigencia de dos garantes físicos.

Ante esta situación, las fianzas privadas o garantías de caución han emergido como una alternativa viable y beneficiosa para todas las partes involucradas.

Tradicionalmente, el proceso de alquiler requería la presentación de dos personas que asumieran la responsabilidad del pago del alquiler en caso de impago por parte del inquilino.

Esta exigencia resulta especialmente problemática para aquellos que no cuentan con familiares o amigos dispuestos a brindar esta garantía.

Las fianzas privadas han revolucionado este panorama al ofrecer una solución financiera que permite a los inquilinos garantizar el contrato sin necesidad de recurrir a terceros.

Oscar Lema, presidente de Finaer, destaca las ventajas que ofrecen estas garantías tanto para inquilinos como para propietarios.

Para el inquilino, garantizan el contrato de alquiler con sus propios recursos; para el propietario, aseguran que siempre cobrará el alquiler, incluso si el inquilino incumple.

Y para la inmobiliaria, el beneficio radica en la satisfacción de ambos clientes.

El proceso de contratación de una fianza es sencillo y rápido, requiriendo únicamente la demostración de ingresos suficientes por parte del inquilino.

Alejandro Bennazar, ex presidente y actualmente director de relaciones institucionales de la Cámara Inmobiliaria Argentina, explica que culturalmente costó bastante su aceptación, pero a partir de la Ley de Alquileres ahora derogada, las pocas propiedades que quedaban en oferta se resolvían por estas alternativas, por ser mucho más dinámicas para todas las partes.

Este tipo de garantía está ampliamente aceptado por el mercado inmobiliario y ha facilitado considerablemente el proceso de alquiler.

Los propietarios se benefician al contar con la seguridad del cobro del alquiler, expensas e impuestos incluso en caso de incumplimiento por parte del inquilino.

La resolución de cualquier conflicto es rápida y eficiente, ya que las aseguradoras gestionan directamente los reclamos sin necesidad de procesos judiciales costosos y prolongados.

Para los inquilinos, la fianza representa una solución práctica y accesible que elimina la dependencia de buscar dos garantes físicos y simplifica el proceso de alquiler.

Al cumplir con el contrato, se fortalece su reputación como inquilino, lo cual puede ser útil para futuros arrendamientos.

Las fianzas privadas han revolucionado el mercado inmobiliario argentino, ofreciendo una solución integral que beneficia tanto a propietarios como a inquilinos.

Su creciente aceptación y popularidad demuestran su eficacia en la facilitación del proceso de alquiler y la creación de un entorno más justo y transparente para todos los involucrados.