Aunque comúnmente se asocia con adultos, la artritis y otras enfermedades reumáticas pueden afectar también a los niños, lo cual subraya la importancia de un diagnóstico temprano para garantizar una adecuada atención médica.
La Sociedad Española de Reumatología (SER) señala que la artritis idiopática juvenil (AIJ) es la patología más frecuente en este grupo, con una prevalencia aproximada de 1 de cada 1.000 niños.
Otras enfermedades autoinmunes como el lupus, la esclerodermia y las vasculitis también pueden manifestarse en niños, si bien con menor frecuencia.
La AIJ se caracteriza por la inflamación persistente en una o más articulaciones, provocando dolor, hinchazón, rigidez, fiebre alta intermitente, erupciones cutáneas, fatiga, pérdida de apetito y peso.
El lupus eritematoso sistémico (LES) es otra enfermedad autoinmune crónica que puede afectar múltiples órganos, causando erupciones cutáneas (especialmente la característica erupción en mariposa), dolor articular, fiebre recurrente, fatiga extrema, problemas renales y sensibilidad al sol.
La esclerodermia, por su parte, implica el endurecimiento y fibrosis de la piel y, a veces, de los órganos internos, causando engrosamiento y endurecimiento de la piel, parches de piel dura y brillante, rigidez que afecta el movimiento, problemas digestivos y el fenómeno de Raynaud.
Las vasculitis, un grupo de enfermedades que causan inflamación de los vasos sanguíneos, también pueden afectar a niños con síntomas como erupciones cutáneas con púrpura, fiebre, dolor articular y muscular, dolor abdominal y problemas renales.
Neus Quilis, especialista en reumatología del Hospital Universitario del Vinalopó en Elche, destaca que el síndrome de Sjögren, una enfermedad autoinmune crónica caracterizada por la inflamación y disfunción de las glándulas exocrinas (salivales y lagrimales), también puede afectar a los niños.
El síntoma más frecuente en niños es la parotiditis recurrente, explica Quilis, mientras que en adultos predomina la sequedad ocular y bucal.
El dolor articular es común en ambos grupos.
Quilis subraya que el manejo de estas enfermedades en niños debe ser individualizado según los síntomas de cada paciente y que no existen fármacos específicos para esta patología en edad pediátrica.
La atención debe estar a cargo de un equipo multidisciplinar que garantice una adecuada gestión de las diversas manifestaciones clínicas que pueden presentarse.