Aldo Durán, conocido cariñosamente como El Gringo, es una figura emblemática de la ciudad de Salta.

A sus 67 años, ha dedicado las últimas tres décadas a su oficio: lustrabotas en la Plaza 9 de Julio.

Su historia, narrada con emoción y orgullo, trasciende el simple acto de lustrar zapatos; es un testimonio de perseverancia, respeto por el trabajo honesto y una profunda conexión con su comunidad.

Este oficio para mí es todo.Llegué a esta altura de mi vida gracias a mi cajón de lustrabotas, expresa Durán, quien heredó la tradición familiar a los doce años.

La pasión por este trabajo se vio desafiada durante su juventud, cuando el estigma social lo llevó a intentar apartarse del oficio.

Al alcanzar la madurez comprendió la dignidad y el valor de su labor, volviendo a abrazar con fervor su noble oficio.

La historia de Durán se entrelaza con tres generaciones de lustrabotas en su familia: su abuelo, quien trabajó en un bar de la avenida Jujuy; su padre, que se instaló en las avenidas San Martín y General Paz; y finalmente él mismo.

Su recorrido por la ciudad se realiza diariamente a bordo de su bicicleta, cargada con su banquito, cajón y herramientas, un vehículo que simboliza la movilidad y el dinamismo de su trabajo.

El impacto emocional de su historia reside no solo en su dedicación al oficio, sino también en su relación con la comunidad.

Durán ha tejido lazos de amistad con doctores, abogados, jueces, fiscales y personas comunes, quienes reconocen en él un hombre honesto y trabajador.

No puedo creer hasta dónde llegué con mis cajoncitos, confiesa con humildad, evidenciando el impacto positivo que ha generado en su entorno.

Su legado se extiende a sus tres hijos, a los que ha inculcado el valor del trabajo duro y el respeto por la profesión.

La mayor enseñanza que les dejé es que honren su trabajo y lo hagan siempre con respeto, que es la llave para abrir cualquier puerta de la vida, afirma Durán, transmitiendo un mensaje de esperanza y superación.

Su jubilación anticipada, gracias al apoyo de un cliente del ANSeS que facilitó los trámites, es una muestra del reconocimiento que recibe por parte de la sociedad.

Siempre tuve que salir a pelearla, hasta el día de hoy nunca tuve planes.Para mí es un mérito grande salir adelante por mí mismo, reconoce con orgullo.

El Gringo no solo es un lustrabotas; es un símbolo de resistencia, perseverancia y una vida dedicada al trabajo honrado.

Su historia inspira a todos aquellos que buscan encontrar la dignidad en su oficio y construir una vida de valor a través del esfuerzo y la dedicación.