La coparticipación nacional, pilar fundamental para el funcionamiento financiero de los municipios salteños, experimenta una aguda disminución que amenaza con comprometer severamente las finanzas locales.

En las últimas semanas, los municipios han recibido alrededor del 60% menos de ingresos que lo habitual, generando un panorama preocupante para el futuro inmediato.

Según datos del Foro de Intendentes de Salta (FIPSa), la caída ha sido abismal: un 35% en la segunda quincena de julio y un 25% en la primera quincena de agosto.

Esta reducción brusca, explican los intendentes, está repercutiendo con fuerza en su capacidad para cumplir con las obligaciones salariales y mantener el ritmo de obras públicas.

La situación es crítica, afirma el intendente de una ciudad salteña, quien prefiere permanecer anónimo.

Hasta ahora hemos podido sostener el pago de sueldos y realizar algunas obras, pero si la coparticipación no se recupera pronto, estaremos en serios aprietos.

Las expectativas se centran en los próximos envíos de fondos provenientes de Nación y en el impacto que tendrá la aprobación de la ley Bases, que sumará al menos 800.000 nuevos trabajadores al pago del impuesto a las Ganancias, uno de los componentes principales de la coparticipación nacional.

Ante esta situación delicada, los intendentes no solo iniciarán tratativas con el gobierno nacional para garantizar el despacho de los fondos que les corresponden, sino que también se reunirán con el gobierno provincial para asegurar la continuidad del pago de sueldos a su personal.

La incertidumbre sobre el futuro financiero de los municipios salteños genera una profunda preocupación en sus habitantes, quienes temen un impacto negativo en los servicios públicos y en las obras que mejoran la calidad de vida.