El trastorno dismórfico corporal (TDC) se ha convertido en una creciente preocupación para la salud mental, especialmente entre los jóvenes.
Este trastorno psicológico se caracteriza por una obsesión persistente con un defecto físico percibido, a menudo imperceptible para otras personas.
Según el equipo de psicólogas del hospital Ribera Polusa, el TDC pertenece a la familia de los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) debido a su naturaleza recurrente, incontrolable y angustiante.
Aunque algunos pueden experimentar leves preocupaciones sobre su apariencia física, no todas las fijaciones corporales equivalen a un trastorno.
El diagnóstico se establece cuando estas preocupaciones generan reacciones intensas que interfieren con la vida cotidiana.
La edad de inicio promedio para el TDC es de 16 años, aunque los primeros síntomas pueden aparecer incluso a los 12.
La detección temprana y la intervención son cruciales para prevenir el agravamiento del trastorno.
Las Redes Sociales: Un Eco de Insatisfacción Corporal
El auge de las redes sociales ha exacerbado el impacto del TDC. Con millones de usuarios compartiendo imágenes cuidadosamente curadas, se crea una presión constante para alcanzar estándares de belleza inalcanzables.
Más de 4,5 mil millones de personas usan Internet en todo el mundo durante casi siete horas diarias, explican las psicólogas de Ribera Polusa, esto genera un entorno donde la comparación excesiva con ideales irreales es omnipresente.
Esta exposición constante a imágenes idealizadas puede desencadenar una serie de consecuencias negativas:
Comparación desfavorable: Los usuarios se comparan constantemente con las imágenes editadas y filtradas en las redes sociales, lo que lleva a sentimientos de inseguridad e inferioridad.
Pérdida de autoestima: La presión por cumplir con los estándares estéticos puede erosionar la confianza en uno mismo y generar una imagen negativa del cuerpo.
Emociones negativas: El TDC se asocia con una gama amplia de emociones negativas, como vergüenza, tristeza, culpa y ansiedad, exacerbadas por las exigencias impuestas por las redes sociales.
Control excesivo: Los usuarios pueden dedicar un tiempo desproporcionado a controlar su peso, alimentación y apariencia física, buscando la aprobación externa en línea.
Consecuencias del TDC: Un Llamado a la Conciencia
El impacto del TDC se extiende más allá de los sentimientos de inseguridad.
Los síntomas pueden manifestarse en comportamientos obsesivos como el chequeo constante del cuerpo, el aseamiento excesivo y la búsqueda compulsiva de tratamientos estéticos innecesarios.
En casos graves, el TDC puede llevar a autolesiones o incluso intentos de suicidio.
Es fundamental aumentar la concienciación sobre el TDC y brindar apoyo a quienes lo padecen.
La intervención temprana, con psicoterapia y estrategias de afrontamiento, es crucial para mejorar el pronóstico y ayudar a las personas a vivir una vida plena y saludable.