La ciudad de Salta guarda entre sus calles y monumentos un legado histórico cargado de misterio y fervor religioso: la historia de la Virgen de las Lágrimas.
Este pequeño cuadro, réplica del famoso Madonna del pintor italiano Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato, se ha convertido en un símbolo de fe y devoción para los salteños debido a una serie de eventos prodigiosos que ocurrieron en el siglo XVIII.
El padre Juan Arisaga, quien poseía la imagen como parte de su devoción personal, fue el primero en presenciar este fenómeno inexplicable.
En 1749, durante los preludios del renovado Pacto de Fidelidad, notó que la pintura se cubría de una sustancia líquida cristalina, que parecía agua pura, afectando el rostro, ojos y cuello de la Virgen.
Al limpiarla, el padre Pedro Lizoain, rector del Colegio de la Compañía de Jesús, testificó que el fenómeno se repitió al día siguiente, dejando a todos conmocionados.
A pesar del calor inusual, los colores de la pintura no se alteraron ni el sudor borró la imagen, relata Lizoain.
Incluso la pared detrás del cuadro permaneció seca.El padre Gabriel Gutiérrez, un reconocido pintor y experto en artes, no pudo encontrar una explicación lógica para lo sucedido.
El 6 de agosto de 1749, el prodigio continuó manifestándose en la imagen, y el 8 de agosto aparecieron puntos brillantes como pequeñas estrellas.
Ese día, la pintura fue expuesta para la veneración pública e inició una misión y novena a Nuestra Señora.
Este evento marcó un antes y un después en la devoción a la Virgen María en Salta, afirma el historiador local Juan Pérez.
La imagen se convirtió en un símbolo de esperanza y consuelo para la comunidad.
El 13 de septiembre de 1952, se realizó una emotiva ceremonia de coronación de la Virgen de las Lágrimas en el Cabildo Histórico, llevándola posteriormente en procesión solemne a la Iglesia Catedral.
Hoy en día, la imagen se encuentra en un altar propio en la nave lateral derecha de la Catedral, atestiguando con su presencia la devoción constante que reina en el santuario durante todo el año.
La historia de la Virgen de las Lágrimas sigue inspirando fe y asombro en los salteños, quienes consideran este milagro como una manifestación tangible del poder divino y una prueba del amor incondicional de María por su pueblo.