Recientes noticias sobre retiradas de alimentos desde fiambres contaminados en España hasta pescado con altos niveles de mercurio han generado preocupación entre los consumidores.
La incertidumbre sobre la seguridad del suministro alimentario se ha intensificado, llegando a un punto donde muchos se preguntan: ¿hasta qué punto deberíamos preocuparnos?
Si bien es cierto que el número de retiradas ha aumentado en los últimos años, expertos como Sara Bratager, investigadora principal de seguridad alimentaria y trazabilidad del Instituto de Tecnólogos Alimentarios de Estados Unidos, argumentan que esto no necesariamente refleja una disminución en la seguridad de los alimentos.
El aumento se debe en gran medida a las mejoras en las pruebas, el control y la trazabilidad, afirma Bratager.
A medida que seamos más eficientes en el seguimiento de problemas a través de la cadena de suministro, es probable que haya más retiradas.
Nicole Arnold, profesora adjunta y especialista en seguridad alimentaria de la Universidad Estatal de Ohio, destaca la importancia de diferenciar entre las retiradas de alimentos y los brotes de enfermedades transmitidas por alimentos.
Una retirada se produce cuando un alimento potencialmente peligroso se retira del mercado; un brote ocurre cuando dos o más personas enferman al consumir el mismo producto contaminado.
A pesar de que muchas retiradas son precautorias, Darin Detwiler, experto en seguridad alimentaria de la Universidad Northeastern de Boston y autor de Food Safety: Past, Present, and Predictions, remarca que los patógenos no discriminan.
Los grupos más vulnerables a las enfermedades transmitidas por los alimentos son niños menores de cinco años, mujeres embarazadas, ancianos e inmunodeprimidos.
Donald W. Schaffner, profesor de Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Rutgers de Nueva Jersey, tranquiliza: Aunque hayas comprado recientemente un artículo retirado del mercado, esto no significa necesariamente que tu compra esté contaminada o que te enfermes al ingerirla.
Aconseja estar atento a las alertas alimentarias emitidas por entidades como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
Los consumidores también pueden tomar medidas para minimizar el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos.
Barbara Kowalcyk, directora del Instituto de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad George Washington, insiste en la importancia de almacenar, manipular y preparar los alimentos correctamente en casa.
Esto incluye refrigerar los alimentos perecederos en un plazo de dos horas, asegurar que el frigorífico esté a 4C o menos y lavarse las manos antes y después de manipular los alimentos.
Kowalcyk también aconseja descartar cualquier producto retirado del mercado, incluso si parece seguro, No vale la pena jugar a la ruleta rusa.